Karol G y la Aventura del Capibara



Había una vez, en un colorido mundo donde la música nunca dejaba de sonar, una famosa cantante llamada Karol G. Con su voz melodiosa, hacía bailar a todos los animales en su pequeño pueblo. Sus conciertos eran las mejores fiestas y todos esperaban con ansias cada nueva canción.

Un día, mientras Karol G ensayaba en su jardín, escuchó un extraño ruido proveniente del arbusto más cercano.

- ¿Qué será eso? - se preguntó, acercándose al arbusto.

Cuando apartó las ramas, se encontró con un adorable capibara que la miraba con ojos grandes y curiosos.

- ¡Hola! Soy Karol G. ¿Y vos quién sos? - le dijo, agachándose para conocerlo mejor.

- ¡Soy Capi! - respondió el capibara, tímidamente. - Vine a escuchar tu música.

Karol G sonrió al instante.

- ¡Qué lindo! ¿Te gustaría ser parte de mi banda?

- ¿Yo? - preguntó sorprendido Capi. - ¡Nunca he tocado un instrumento!

Karol le sonrió.

- No importa, podemos inventar algo juntos. Junto a ti, hasta un simple silbido puede hacerla más mágica.

Así, Karol y Capi comenzaron a crear melodías usando sonidos de la naturaleza. Al mismo tiempo, Shinobu, una mariposa revoloteadora que siempre estaba volando por ahí, se unió a ellos.

- ¡Qué linda idea! - dijo Shinobu, posándose en la cabeza de Capi. - ¡Yo puedo hacerle compañía con mis alas!

- ¡Sí! ¡Eso suena genial! - exclamó Capi emocionado.

Un poco más tarde, mientras ensayaban, apareció Kuromi, una traviesa coneja que siempre buscaba aventuras.

- ¿Qué está pasando aquí? - preguntó curiosa. - ¿Haciendo una banda sin mí?

Karol se rió.

- ¡Podemos usar un poco de tu energía! ¿Te gustaría unirte?

- ¡Sí! - dijo Kuromi entusiasmada. - Yo puedo dar muchos saltos y hacer ritmo al saltar.

Así, los cuatro amigos formaron una banda divertida, pero tenían un problema: no sabían cómo llevar su música a los demás.

- ¿Cómo haremos para que la gente escuche lo que creamos? - preguntó Capi.

Karol pensó un momento.

- ¡Ya sé! Vamos a hacer un gran concierto en el parque, y así invitaremos a todos.

- ¡Sí! - gritaron todos al unísono.

Los amigos pasaron todo el día preparando todo: armaron un escenario de ramas, decoraron con flores y ensayaron sin parar. El día del concierto llegó, y el parque se llenó de animales de todos lados.

Cuando Karol G, Capi, Shinobu y Kuromi subieron al escenario, la multitud se puso a aplaudir.

- ¡Estamos listos para hacer magia! - gritó Karol, mientras comenzaban a tocar.

La música llenó el aire y todos empezaron a bailar. Las canciones curiosas y pegajosas que habían creado hicieron reír, saltar y bailar a cada uno de los presentes.

Al final del concierto, los animales aplaudieron y gritaron

- ¡Otra! ¡Otra!

Karol sonrió, con el corazón contento.

- Por ustedes, la música nunca se detendrá. - y, al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que lo más importante no era que fueran famosos, sino que habían creado un momento especial juntos.

Esa noche, al regresar a casa, Capi se sentó junto a Karol.

- Nunca imaginé que podría hacer algo así. - confesó.

- Lo lograste porque creíste en ti mismo, Capi. - le respondió Karol.

- ¡Y porque trabajamos juntos! - agregó Shinobu entusiasmada.

- ¡Así es! La música es mejor cuando la compartimos. - dijo Kuromi, saltando alegre.

Desde ese día en adelante, los amigos continuaron creando música y llenaron su mundo de alegría, demostrando una vez más que, con un poco de amistad y esfuerzo, ¡todo es posible!

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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