Katalina y los amigos del jardín


Katalina era una niña muy especial. Desde pequeña, había desarrollado un gran amor y respeto por los insectos. No importaba si eran hormigas, mariposas o arañas, ella siempre los trataba con cariño y cuidado.

Un día, mientras paseaba por el parque cerca de su casa, Katalina se encontró con un grupo de luciérnagas que revoloteaban alrededor de una flor. Fascinada por su brillo, decidió acercarse para verlas mejor.

"-Hola amiguitas luciérnagas ¿Cómo están?"- saludó Katalina con voz dulce. Las luciérnagas sorprendidas voltearon a mirarla y respondieron en coro: "-¡Hola Katalina! Estamos bien gracias.

"Katalina sonrió feliz al escucharlas hablar y les preguntó: "-¿Qué hacen aquí?"Las luciérnagas explicaron que estaban recolectando néctar para llevarlo a su hogar donde vivían junto a sus familiares. Katalina se emocionó al saber esto y les propuso acompañarlas en su viaje. Las luciérnagas aceptaron encantadas la propuesta de Katalina y juntas emprendieron la aventura hacia el hogar de las luciérnagas.

En el camino, se encontraron con varios amigos insectos como cascarudos, bichos bolotas y grillos que decidieron sumarse a la expedición. Cada uno tenía habilidades especiales y conocimientos útiles para ayudar en la búsqueda del hogar de las luciérnagas.

Los cascarudos eran expertos en encontrar rutas seguras; los bichos bolotas conocían los mejores lugares para encontrar comida y agua; y los grillos eran grandes cantantes que podían guiar a través de la oscuridad.

Juntos, el grupo de amigos insectos se enfrentó a numerosos desafíos como arroyos, arbustos y piedras. Pero siempre encontraban una solución trabajando en equipo. Finalmente, después de un largo camino lleno de aventuras, llegaron al hogar de las luciérnagas.

Era un lugar mágico lleno de luz y calidez donde habitaban cientos de luciérnagas junto a sus familias. Las luciérnagas estaban muy agradecidas con Katalina por haberlas ayudado en su viaje y le invitaron a quedarse a pasar la noche con ellas.

Katalina aceptó felizmente la oferta y pasó una noche inolvidable rodeada del brillo mágico de las luciérnagas. Al día siguiente, Katalina se despidió de sus nuevos amigos insectos prometiéndoles volver pronto para otra emocionante aventura juntos.

Desde ese día en adelante, Katalina aprendió que no importa qué tan pequeño o insignificante parezca algo o alguien, siempre hay algo especial que ofrecer si se lo trata con amor y respeto.

Y así fue cómo ella ganó aún más amistades entre los seres más pequeños e importantes del mundo natural: los insectos.

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