Katia y el mundo sin límites
Había una vez una niña llamada Katia, que había sido adoptada por una familia amorosa y cariñosa.
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Katia comenzó a tener problemas con sus padres sobre las normas y límites que le imponían. "¡No es justo! ¡Odio estas reglas estúpidas!", se quejaba Katia cada vez que sus padres le pedían hacer algo.
Sus padres, preocupados por la actitud desafiante de Katia, decidieron sentarse con ella para hablar sobre lo que estaba sucediendo. "Katia, entendemos que puedas sentirte frustrada con las reglas en casa, pero son importantes para mantener el orden y la armonía en nuestra familia", explicó su mamá con ternura.
Katia bufó y cruzó los brazos, sin querer escuchar lo que sus padres tenían para decirle. Sin embargo, algo inesperado sucedió esa noche mientras dormía: un hada madrina apareció en su habitación. "Hola Katia.
Soy tu hada madrina y he venido a ayudarte a resolver tus problemas", dijo el hada con una sonrisa brillante. Katia se restregó los ojos incrédula antes de preguntar: "¿De verdad eres mi hada madrina? ¿Y cómo vas a solucionar mis problemas con mis padres?".
El hada madrina rió melodiosamente antes de responder: "Querida Katia, tengo un plan especial para ti. Mañana te despertarás en un mundo donde no existen reglas ni límites. Pero ten cuidado, porque descubrirás por qué es importante respetarlos".
Al día siguiente, cuando Katia abrió los ojos, se encontraba en un lugar mágico donde podía hacer todo lo que quisiera sin restricciones.
Comenzó disfrutando de su libertad al máximo: comió golosinas todo el día, jugó hasta altas horas de la noche y no tuvo ninguna responsabilidad. Sin embargo, pronto se dio cuenta de las consecuencias de vivir sin normas ni límites. Su habitación estaba desordenada, no había comida saludable para comer y nadie prestaba atención a sus necesidades emocionales.
Katia empezó a extrañar las reglas y límites que antes detestaba tanto. Anhelaba la estructura y seguridad que le proporcionaban sus padres a pesar de todo. Entonces decidió volver al mundo real donde pertenecía.
Al despertar en su cama rodeada por la calidez de su hogar familiar, corrió hacia sus padres para abrazarlos fuerte. "Lo siento mucho por haberme portado mal y haberme resistido tanto a seguir las reglas. Ahora entiendo lo importante que son para nuestro bienestar", les dijo sinceramente Katia.
Sus padres la abrazaron con amor y orgullo al ver lo mucho que había aprendido durante esa experiencia extraordinaria.
Desde ese día en adelante, Katia valoró cada norma y límite como una muestra del cuidado y afecto de su familia hacia ella. Y así fue como Katia comprendió la importancia de respetar las reglas aunque no siempre le gustaran; porque sabía que detrás de ellas se encontraba el amor incondicional de quienes más la querían en el mundo.
FIN.