Katrina y la Noche de Halloween



Katrina, el esqueleto olvidado en un viejo baúl, suspiró con desilusión. "-¡Ayudenme, por favor! No puedo salir a asustar a los niños si sigo así!". Un grupo de amigos valientes la escuchó y decidió ayudarla.

"-Vamos a recolocar tus huesos y a enseñarte a asustar de nuevo!" dijo Tomás, el más atrevido. Juntos, entre risas y trabalenguas, lograron que Katrina recordara sus viejas travesuras. "-¡Ahora sí, estoy lista!" exclamó con alegría mientras bailaba.

Esa noche de Halloween, los niños la aplaudieron y aprendieron que a veces, las cosas que parecen aterradoras pueden tener un corazón lleno de luz.

FIN.

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