Katy, la bailarina perseverante
Katy era una niña muy alegre y divertida. Le encantaba pasar tiempo con su mamá, quien siempre estaba dispuesta a jugar con ella y enseñarle cosas nuevas.
Pero lo que más le gustaba hacer era bailar al ritmo de la música. Un día, mientras Katy ensayaba sus pasos de baile en la sala de su casa, su mamá llegó con una noticia emocionante: "Katy, ¿te imaginas si pudieras bailar en un espectáculo frente a mucha gente?".
Katy no podía creerlo. ¡Eso sería increíble! La mamá de Katy le explicó que había un concurso de talentos en el pueblo y que ella podría participar para mostrar todo su talento.
Katy se emocionó tanto que comenzó a saltar de alegría. "¡Sí! ¡Quiero participar! ¿Qué tengo que hacer?"- preguntó Katy entusiasmada. Su mamá le dijo que primero debían prepararse bien practicando todos los días y eligiendo la canción perfecta para bailar.
Así fue como empezaron a trabajar duro juntas. Los días pasaban y Katy se esforzaba cada vez más. A veces se sentía cansada, pero nunca dejaba de practicar porque sabía lo importante que era para ella lograr su sueño.
Un día, mientras paseaban por el parque junto a Toto, el perro de la familia, algo inesperado ocurrió: Toto escapó corriendo detrás de una pelota y terminó perdido entre los árboles del parque. Katy estaba desesperada por encontrarlo.
Buscó por todas partes sin éxito hasta que decidió pedir ayuda a su mamá. Juntas buscaron y buscaron hasta que finalmente encontraron a Toto, quien estaba asustado y temblando. "¡Toto, estás aquí! ¡Te encontré!"- exclamó Katy emocionada al abrazar a su perro.
Ese día, Katy aprendió la importancia de no rendirse ante las dificultades y de siempre pedir ayuda cuando lo necesitaba. Además, descubrió que el amor hacia sus seres queridos era más importante que cualquier concurso o espectáculo.
Finalmente llegó el día del concurso de talentos. Katy estaba muy nerviosa pero sabía que había practicado mucho y que daría lo mejor de sí misma en el escenario.
Cuando llegó su turno, se paró frente al público y comenzó a bailar como nunca antes lo había hecho. La gente aplaudía emocionada mientras ella seguía moviéndose al ritmo de la música. Al finalizar la canción, todos se pusieron de pie para ovacionarla.
Katy se sintió tan feliz por haber logrado su sueño y por haber compartido ese momento tan especial junto a su mamá. Sabía que todo eso no hubiera sido posible sin su esfuerzo diario y sin tener un gran amor por lo que hacía.
Desde ese día en adelante, Katy siguió bailando con pasión pero siempre recordando los valores más importantes: el amor hacia los demás y la perseverancia ante las dificultades.
FIN.