Kawtar y la Aventura de la Amistad
Kawtar era una niña de 10 años con una energía contagiosa y una pasión por aprender. Cada tarde, después de hacer sus tareas, se dirigía a CAJE, una asociación cercana a su casa donde pasaba las mejores horas de su día. Allí podía jugar al baloncesto, tocar el violín, estudiar y participar en divertidos juegos.
Un día, mientras Kawtar entrenaba para su próximo partido de baloncesto, notó que una nueva niña se había sumado a su grupo. Se llamaba Sofía y parecía un poco tímida. Kawtar se acercó con una sonrisa amplia.
"¡Hola! Soy Kawtar. ¿Te gustaría jugar conmigo al baloncesto?"
"Hola, soy Sofía. Nunca he jugado mucho..."
"No te preocupes. Vamos a divertirnos. ¡Te enseñaré!"
Con esos minutos de conversación, Sofía se sintió más cómoda. Mientras corrían detrás del balón, Kawtar siempre se aseguraba de incluir a Sofía en el juego, e incluso hizo que los demás también lo hicieran.
"¡Genial! Así, ¡somos un gran equipo!"
Después del partido, se dirigieron a la sala de música. Allí, mientras Kawtar tocaba su violín, comenzó a notar que Sofía escuchaba atentamente. Su mirada estaba llena de admiración.
"¿Te gusta mi música?"
"Me encanta. Nunca he tocado un instrumento..."
"¡Te animo a que lo hagas! La música es mágica. Podemos tocar juntas y hacer cosas maravillosas," le respondió Kawtar con entusiasmo.
Los días pasaron y Sofía, inspirada por la alegría de Kawtar, decidió inscribirse para aprender violín. Juntas, disfrutaron de clases llenas de risas. Sin embargo, a veces Sofía se sentía un poco frustrada porque el violín era complicado.
"Kawtar, ¿y si nunca puedo tocar tan lindo como vos?"
"Eso no importa. Lo importante es que lo pases bien y no te rindas. Todos aprendemos a nuestro ritmo. ¡Mirá lo lejos que has llegado!"
Esa tarde, tras practicar algunas notas, Sofía decidió invitar a sus papás para que escucharan su primer pequeño recital. Kawtar ayudó a Sofía a prepararse.
"Recuerda: la música necesita pasión. Si no sale bien, no te preocupes. ¡Seguro que les va a encantar!"
El gran día llegó y, con un poco de nervios, Sofía subió al escenario. Cuando terminó su actuación, el público estalló en aplausos. Los padres de Sofía estaban tan orgullosos de ella.
"¡Lo hiciste increíble, Sofía!" gritó Kawtar emocionada.
"Gracias a vos, Kawtar. Sin tu apoyo, no lo habría logrado nunca. ", respondió Sofía mientras se abrazaban.
El baloncesto, el violín, el estudio y las risas crearon un lazo fuerte entre ellas, pero no todo siempre fue perfecto. Un día, Kawtar recibió la noticia de que su familia se mudaría a otra ciudad.
"Voy a extrañar CAJE y, sobre todo, a vos, Sofía. ¿Cómo vas a tocar sin mí?"
"Podemos seguir en contacto. Siempre serás mi mejor amiga, incluso si estamos lejos. ¡Puedo enviarte videos de cómo voy con el violín!"
Kawtar sonrió, pero por dentro se sentía triste. Al día siguiente, al despedirse, prometieron que no dejarían que la distancia afectara su amistad.
Los meses pasaron, y aunque la nueva vida en la otra ciudad era emocionante, Kawtar siempre esperaba los videos de Sofía tocando su violín y contando sus aventuras en CAJE.
Al volver de vacaciones, se sorprendió al ver que, con el paso del tiempo, Sofía había crecido y mejorado en el violín.
"¡Sofía, no puedo creer lo bien que tocas ahora! Eres una verdadera artista. "
"Gracias, Kawtar. ¡Esto también es un poco tu mérito!"
"Vamos a tocar juntas un día y haremos un recital aquí, ¿qué te parece?"
Y así, las dos amigas siguieron compartiendo risas, sueños y desafíos a través de la música y el deporte, recordando siempre que la verdadera amistad no conoce fronteras.
La historia de Kawtar y Sofía se convirtió en una hermosa lección sobre la importancia de la inclusión, la creatividad, la perseverancia y, sobre todo, el verdadero valor de la amistad. En CAJE, no solo se creaban habilidades, sino también vínculos que durarían toda una vida.
Y así, cada día, después de sus actividades, Kawtar y Sofía aprendían a ser cada vez más valientes y a seguir sus sueños, sin importar lo lejos que se encontraran.
FIN.