Kerrie y Lilie en el Bosque Encantado



Kerrie y Lilie eran dos amigas inseparables que siempre estaban en búsqueda de nuevas aventuras. Un día soleado, decidieron explorar el denso bosque que se encontraba al lado de su ciudad. Con mochilas llenas de bocadillos y un mapa dibujado a mano, se pusieron en marcha, llenas de entusiasmo.

"¡Vamos, Kerrie! No podemos perder tiempo, la aventura nos espera!" -exclamó Lilie, saltando de alegría.

"Sí, sí, pero... ¿y si nos perdemos?" -dijo Kerrie, un poco dudosa.

"¡No te preocupes! Solo seguimos el mapa... ¡y además, hemos venido juntas!" -le respondió Lilie.

Mientras caminaban, el bosque se volvía cada vez más espeso y misterioso. Los árboles parecían susurrar secretos y las hojas crujían bajo sus pies. Sin embargo, después de un rato, Kerrie comenzó a sentir una inquietud.

"Lilie, creo que hemos tomado el camino equivocado. La verdad, no sé si esto es una buena idea..." -dijo con preocupación.

"Pero Kerrie, ¡mira cuán divertido es! Hasta ahora hemos encontrado flores hermosas y un arroyo fresco. Relájate, amiga. La aventura recién comienza." -siguió animándola Lilie.

Kerrie respiró hondo y se esforzó por ignorar sus dudas. Continuaron su camino, disfrutando del brillo del sol que se filtraba entre las ramas. Sin embargo, tras una curva, encontraron un camino que nunca habían visto antes. Se veía diferente a todo lo que habían explorado.

"¿Qué opinas, Lilie?" -preguntó Kerrie, con la incertidumbre aún rondando en su mente.

"¡Es un nuevo camino! Quizás llevé a un lugar increíble. ¡Vayamos!" -dijo Lilie, entusiasmada.

Kerrie dudó un momento, pero el espíritu aventurero de Lilie fue contagioso. Ambas decidieron probarlo. Al avanzar, el camino se llenaba de colores vibrantes; flores que nunca habían visto, árboles que brillaban como si fueran de cristal y un leve aroma a caramelo en el aire.

"Increíble, ¡qué lugar tan mágico!" -dijo Kerrie, sintiendo que sus temores se desvanecían.

De repente, escucharon un ruidito que provenía de un arbusto cercano. Se acercaron despacio y se encontraron con un pequeño zorro que los miraba curioso.

"Hola, pequeño amigo. ¿Sabés dónde estamos?" -le preguntó Lilie al zorro.

"Están en el Bosque Encantado, un lugar donde las aventuras nunca se acaban. Solo hay que tener valor para seguir explorando." -respondió el zorro con una voz suave.

"¿Valor?" -preguntó Kerrie.

"Sí, a veces uno tiene que dejar de lado el miedo para descubrir lo que realmente puede ser. A veces, lo mejor está justo después de dar ese primer paso.” -le explicó el zorro.

Kerrie sonrió, comprendiendo que la indecisión siempre estaba presente, pero también la oportunidad de descubrir cosas nuevas al enfrentarse a ella. Decidieron seguir al zorro, que las guió por un sendero lleno de maravillas.

Pasaron por un río donde el agua brillaba como diamantes y jugaron con las burbujas que formaba al caer. Luego conocieron a una tortuga que les enseñó a ser pacientes y a disfrutar de cada momento.

"A veces lo más bonito de una aventura es tomarse el tiempo de disfrutarlo, ¿no creen?" -les decía la tortuga con una sonrisa.

"Sí, tenés razón. ¡Esto es maravilloso!" -contestó Lilie, emocionada.

Finalmente, después de un día lleno de risas y aprendizajes, el zorro llevó a Kerrie y Lilie a un claro donde se podía ver el atardecer más hermoso de sus vidas.

"Gracias por acompañarme, Lilie. Me alegra que no dejara que el miedo me detenga. ¡Esto ha sido la aventura más increíble!" -dijo Kerrie, mirando el horizonte.

"Y todo comenzó por dar ese pequeño paso, ¿no? ¡Nos desafiamos a nosotras mismas!" -respondió Lilie, feliz.

Esa noche, bajo las estrellas, Kerrie y Lilie prometieron seguir explorando juntas, sin dejar que la indecisión detuviera su curiosidad. Aprendieron que cada aventura trae consigo oportunidades y que, a veces, la magia se encuentra justo más allá de lo que tememos.

Así, las dos amigas regresaron a casa con corazones llenos de alegría y ganas de descubrir aún más en el mundo que las rodeaba.

Anotaron en su mapa un nuevo destino: el Bosque Encantado, un lugar que siempre llevarían en su memoria como el sitio que les enseñó el valor de la amistad y el coraje para aventurarse más allá de sus miedos.

FIN.

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