Killa, la estrella aventurera
Era una vez una pequeña estrellita llamada Killa, que vivía en el inmenso cielo nocturno.
Killa era muy curiosa y siempre quería explorar nuevos lugares, pero un día se alejó demasiado de su hogar y se perdió entre las vastas constelaciones. Killa estaba triste y asustada. No sabía cómo regresar a casa ni cómo encontrar a las demás estrellas. Decidió buscar ayuda y voló hacia la luna, quien siempre había sido sabia y amable.
"Luna, por favor ayúdame", suplicó Killa con voz temblorosa. "Me he perdido y no sé cómo volver a mi lugar". La luna sonrió con ternura y le respondió: "No te preocupes, pequeña estrella. Te enseñaré el camino de regreso".
La luna explicó a Killa que debía seguir el rastro de las luciérnagas hasta llegar al antiguo árbol sagrado. Killa siguió los consejos de la luna y voló rápidamente hacia donde brillaban las luces titilantes de las luciérnagas.
Ellas guiaron su camino entre los oscuros bosques del cielo, iluminando su sendero con destellos dorados. Finalmente, llegaron al antiguo árbol sagrado, cuyas ramas se extendían como brazos gigantes abrazando el cielo estrellado.
El árbol emanaba una energía mágica que llenaba el aire. "Bienvenida, pequeña estrella", susurró el árbol con voz profunda. "Has encontrado tu camino aquí porque nunca dejaste de creer en ti misma". Killa se sintió reconfortada por las palabras del árbol sagrado.
Pero aún deseaba encontrar a las demás estrellas y reunirse con ellas en el firmamento. "¿Cómo puedo encontrar a mis amigas estrellas?", preguntó Killa al árbol.
El antiguo árbol le dijo que debía seguir la brillante senda de los cometas, quienes siempre viajaban de estrella en estrella para llevar esperanza y alegría a cada rincón del universo. Con determinación, Killa siguió el camino de los cometas, saltando de una estrella a otra.
Cada vez que encontraba una nueva estrella, les contaba su historia y les pedía ayuda para volver a casa.
Poco a poco, Killa fue encontrando más y más estrellas amigas que la guiaron hacia su destino final: un hermoso cúmulo de constelaciones donde todas las estrellas se reunían para brillar juntas. Cuando finalmente llegó, fue recibida con abrazos luminosos y risas chispeantes. Las demás estrellas le dieron la bienvenida calurosamente y celebraron su regreso triunfal. Desde aquel día, Killa nunca volvió a perderse.
Aprendió el valor de la perseverancia, la importancia de pedir ayuda cuando lo necesitaba y sobre todo, descubrió que nunca estaba sola en sus aventuras por el vasto cielo nocturno.
Y así, Killa vivió feliz junto a sus amigas estrellas, iluminando cada rincón del universo con su brillo único y especial. Su historia inspiradora nos enseña que siempre hay un camino para volver a casa si creemos en nosotros mismos y buscamos la ayuda de los demás.
FIN.