Kimberly y la Carrera del Coraje



Era un día normal en el colegio del barrio, donde los niños jugaban y aprendían. Sin embargo, aquel día no sería igual. La diversión se transformó en un terrorífico encuentro: ¡Unos zombies habían invadido la escuela!

Kimberly, la presidenta de su salón, era conocida por su valentía y liderazgo. Pero cuando un grupo de monstruos con aspecto de muertos vivientes apareció, todos los niños comenzaron a gritar y a correr en diferentes direcciones. Kimberly vio a sus amigos asustados y trató de calmarlos.

"¡Chicos, no se asusten! ¡Nos tenemos que ayudar!"

Pero antes de que pudiera hacer algo, un zombie lanzó a Kimberly por las escaleras. La caída la dejó un poco aturdida, pero ella sabía que tenía que levantarse.

Cuando se puso en pie, miró a su alrededor y se dio cuenta de algo horrible: su papá y su mamá también eran zombies. Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro, pero Kimberly sabía que no podía rendirse.

"¡Mamá! ¡Papá!"

gritó entre sollozos, mientras sus padres intentaban acercarse a ella, con la mirada perdida.

En ese momento, Kimberly recordó lo que su mamá siempre le decía: "La fuerza del corazón puede superar cualquier obstáculo". Así que, aunque su corazón estaba roto, decidió que no podía quedarse allí.

Corrió hacia el salón, donde la profesora Mónica estaba tratando de organizar a los estudiantes.

"Profesora, necesitamos un plan, ¡los zombies están por todas partes!"

Mónica miró a Kimberly y le sonrió con ternura.

"Tienes razón, Kimberly. Vamos a trabajar juntos. Creo que podemos usar las cosas del taller para protegernos."

Así, la profesora y los alumnos comenzaron a juntar materiales.

"¡Vamos a hacer barricadas con los pupitres!"

"¡Yo traigo las sillas!"

"¡Y yo las mochilas!"

Con la ayuda de todos, hicieron una barricada sólida y se sentaron detrás de ella, esperando a los zombies. Kimberly, aunque triste, no se dejaba vencer. La unión hacía la fuerza y ella estaba decidida.

"Si todos los que amamos están perdidos, ¡no podemos dejar que ellos nos encuentren! ¡Lo que más quieren, es asustarnos!"

Los niños comenzaron a gritar y a hacer ruido, creando confusión en los zombies.

"¡Eso, chicos! ¡Alcemos la voz! ¡No les tengan miedo!"

El esfuerzo valió la pena, los zombies comenzaron a retroceder, confundidos por el alboroto. Kimberly sintió una oleada de esperanza, los rostros de sus amigos iluminados por la valentía.

"No debemos perder el control, miremos a nuestro alrededor. ¡Si somos fuertes juntos, podemos salir de esto!"

Mientras el caos aumentaba, Kimberly y sus compañeros comenzaron a recordar cómo aquellos zombies solían ser.

"¡Ellos eran gente buena! ¡No están perdidos del todo!"

Así que, Kimberly tuvo una idea brillante.

"¡Vamos a recordarles quiénes somos!"

Los niños comenzaron a cantar su canción favorita, la que solían cantar en la clase de música.

"¡Canten, chicos! ¡Canten con fuerza!"

Algo extraordinario sucedió. A medida que la música llenaba el aire, los zombies comenzaron a detenerse y a escuchar. De pronto, el brillo en sus ojos empezó a retornar y poco a poco sus rostros dejaron de estar tan aterradores.

"¡Mirá! ¡Parece que los reconocen!"

Los zombis empezaron a danzar al ritmo de la canción. En esa extraña locura, Kimberly comprendió que el amor y la conexión pueden vencer a cualquier miedo, incluso a los zombies.

Finalmente, los zombis eventualmente volvieron a ser las personas que la niña conocía y amaba. Cuando los abrazó, la emoción la inundó y se dio cuenta de que, aunque los sustos y los problemas pueden aparecer, el amor siempre es más fuerte.

La aventura en el colegio se convirtió en un cuento que contar, una historia de valentía, unión y amor, donde Kimberly aprendió que la verdadera fuerza no solo reside en el corazón, sino también en la amistad y en no rendirse nunca, sin importar cuán aterrador sea el camino.

Y así, el colegio volvió a ser un lugar lleno de risas y enseñanzas. Y todos, incluidas sus conocidas zombis, aprendieron que juntos pueden superar cualquier cosa.

"¡No más zombies, chiquitos! Contemos con nuestras fuerzas y sueños, el amor no tiene límites."

Y así, Kimberly y sus amigos continuaron su vida, dispuestos a enfrentar cualquier desafío que viniera. ¡A la vida!

FIN.

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