Kira y el Bosque de los Secretos



Había una vez en un hermoso bosque encantado, una niña llamada Kira que tenía 8 años y estaba buscando a su mamá.

Kira se había separado de su mamá mientras recogían flores para hacer coronas y ahora se encontraba sola en medio del bosque. Kira, valiente como era, decidió no llorar y comenzó a caminar siguiendo el camino de piedritas blancas que ella misma había ido dejando atrás.

Mientras avanzaba entre los árboles altos y frondosos, escuchó un ruido extraño que venía de detrás de unos arbustos. Intrigada, Kira se acercó lentamente y descubrió a un conejito blanco atrapado entre las ramas.

Sin dudarlo, la niña ayudó al conejito a liberarse y este, muy agradecido, le dijo:- ¡Muchas gracias por salvarme! Soy el guardián del bosque y quiero ayudarte a encontrar a tu mamá. Kira sonrió emocionada y siguió al conejito blanco mientras este la guiaba por senderos desconocidos pero llenos de magia.

De repente, llegaron a un claro donde había una fuente cristalina con aguas mágicas. - Bebe un poco de esta agua -dijo el conejito- te dará fuerzas para seguir adelante. Kira bebió el agua fresca y sintió cómo su energía se renovaba.

Con determinación en su mirada, continuaron avanzando hasta llegar a un puente custodiado por un hada luminosa. - ¡Hola pequeña! Veo en tus ojos la valentía de los verdaderos héroes.

Cruza este puente y encontrarás lo que buscas -dijo el hada con voz melodiosa. Kira cruzó el puente con paso firme y al llegar al otro lado vio una luz brillante que provenía de un árbol centenario.

Bajo ese árbol estaba su mamá esperándola con los brazos abiertos y una sonrisa cálida en el rostro. - ¡Mamá! ¡Te encontré! -exclamó Kira corriendo hacia ella. Las dos se abrazaron con fuerza mientras lágrimas de alegría rodaban por sus mejillas.

La mamá acarició tiernamente el cabello de Kira y le dijo:- Siempre estaré contigo, mi valiente hija. Juntas podemos superar cualquier desafío.

Desde ese día, Kira supo que no importaba cuán grande fuera el bosque o cuán difíciles fueran los obstáculos; siempre podría confiar en su valentía, bondad y determinación para enfrentarlos junto a quienes más amaba.

FIN.

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