Kitty y el Gran Aventura de Encontrar a Mamá



Era un soleado día de verano en el que Kitty, una gatita muy curiosa y juguetona, decidió salir a explorar el mundo más allá de su hogar. Kitty había vivido en un hermoso jardín con su mamá, una gata sabia y amorosa que siempre le contaba historias sobre el bosque, las flores y los amigos que vivían cerca.

"Mamá, ¿puedo salir a jugar un rato?", preguntó Kitty emocionada.

"Claro, mi amor, pero solo un ratito y no te alejes mucho de casa", respondió Mamá con dulzura.

Kitty, feliz y llena de energía, salió corriendo hacia el jardín. Pero la curiosidad de Kitty era más fuerte que su sentido de la dirección. Mientras jugaba persiguiendo mariposas de colores, se adentró en el bosque, tan fascinada por los sonidos y las maravillas que la rodeaban, que no se dio cuenta de lo lejos que había ido.

Al pasar un buen rato, Kitty se detuvo, miró a su alrededor y se dio cuenta de que no podía ver más su hogar.

"¡Oh no!", exclamó Kitty con angustia. "¿Dónde está mamá?"

Kitty sintió un nudo en su pancita. Optó por seguir su camino hacia adelante, pensando que tal vez encontraría a alguien que la ayudara a regresar a casa. Así, se adentró más en el bosque.

Mientras caminaba, Kitty se encontró con un sabio búho posado en una rama.

"¿Dónde estás, pequeña?", preguntó el búho con voz profunda.

"He perdido a mi mamá y no sé cómo volver a casa", respondió Kitty con lágrimas en los ojos.

"No te preocupes, Kitty. Todos nos perdemos a veces. Escucha a tu corazón y confía en tu instinto. Pero, añado, debes estar atenta a los peligros también, el bosque puede ser un lugar complicado", dijo el búho.

Kitty se secó las lágrimas y decidió seguir el consejo del búho. Continuó su camino y, un poco más adelante, encontró un arroyo lleno de agua fresca.

"Tal vez ahí vea a alguien que me ayude", pensó Kitty.

En el arroyo, conoció a una simpática rana que estaba cantando una alegre canción.

"Hola, Gatita, ¿por qué pareces tan triste?", croó la rana.

"He perdido a mi mamá y no sé cómo volver a casa", respondió Kitty.

"No te desanimes, pequeña. Salta por donde caen los rayos de sol en el agua y quizás encuentres una pista sobre tu hogar", sugirió la rana.

Kitty siguió el consejo de la rana y saltó de un lado a otro, buscando los rayos de sol. De repente, vio algo brillante entre las hojas de un arbusto cercano. Al acercarse, se dio cuenta de que era un colibrí.

"¡Hola! ¿Has visto a mi mamá?", preguntó Kitty al colibrí.

"La he visto volar hacia el claro donde florecen las margaritas. ¿Vas en esa dirección?", respondió el colibrí.

Con renovada esperanza, Kitty agradeció al colibrí y se puso en marcha hacia el claro de las margaritas. Por el camino, recordaba las historias de su mamá sobre los diferentes animales del bosque y cómo siempre eran amables entre sí. Ahora, Kitty sentía que, aunque había perdido a su mamá, había encontrado nuevos amigos que la ayudaban en su aventura.

Finalmente, llegó al claro lleno de margaritas. Catando a su alrededor, su corazón comenzó a latir rápido.

"¡Mamá!", gritó Kitty, esperanzada.

De repente, una voz familiar resonó.

"Kitty, querida, aquí estoy!", respondió Mamá, asomándose detrás de una gran flor.

Kitty corrió y se lanzó en los brazos de su mamá.

"¡Te he estado buscando, mi pequeña!", dijo Mamá, abrazándola fuertemente.

"Me perdí, mamá. Pero conocí a muchos amigos que me ayudaron a encontrarte", contó Kitty emocionada.

Mamá sonrió, orgullosa de la valentía de Kitty y de los amigos que hizo en el camino.

"Es importante explorar, pero siempre hay que volver a casa. Y recuerda, si alguna vez te sientes perdida, siempre hay quienes están dispuestos a ayudar", enseñó Mamá.

Desde aquel día, Kitty aprendió que el mundo era grande y lleno de sorpresas, y que, aunque podía perderse de vez en cuando, siempre podía contar con la ayuda de nuevos amigos y, lo más importante, con la guía de su mamá.

Y así, Kitty no solo volvió a su hogar, sino que también se había vuelto más sabia y valiente, lista para nuevas aventuras, pero siempre con la promesa de volver a abrazar a su mamá al final del día.

FIN.

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