Koala Pepi y el Valor del Amistad
Era una mañana soleada en el bosque de Eucaliptus, donde los koalas disfrutaban de la brisa fresca y el delicioso aroma de las hojas. Entre ellos, había un koala especial llamado Pepi, conocido por su amor al ejercicio. Mientras trotaban con sus perezosos movimientos, Pepi siempre iba por delante, explorando los alrededores, lleno de energía.
Un día, mientras trotaba a la orilla de un río, Pepi notó algo extraño. En el cielo, se alzaba una columna de humo. El corazón de Pepi latió más rápido. "¡Eso parece un incendio!" pensó preocupado, mientras su mente se llenaba de imágenes de los koalas que dormían plácidamente en los árboles.
"No puedo quedarme aquí", se dijo, y decidió correr hacia el bosque para alertar a sus amigos.
Mientras tanto, en lo alto de los árboles, un grupo de koalas se reía de Pepi.
"Mirá al pobre Pepi, siempre trotando como un loco, nunca va a conseguir un momento de relajación" - dijo una koala llamada Lila, con una sonrisa burlona en su rostro.
"Sí, debe estar loco por no dormir como nosotros" - agregó Tito, otro koala que solía burlarse de Pepi.
Sin embargo, cuando el humo comenzó a esparcirse, el ambiente se volvió sobrio. Pepi llegó a su árbol y comenzó a gritar con todas sus fuerzas.
"¡Amigos, despierten! ¡Hay un incendio!"
Los koalas, aturdidos todavía por el sueño, pronto se dieron cuenta de que lo que decía Pepi no era una broma. Ellos miraron hacia el horizonte, donde el humo ya cubría el cielo azul.
"¿Qué debemos hacer?" - preguntó Lila, con los ojos llenos de temor.
"¡Tenemos que bajar! ¡Rápido!" - respondió Pepi, con voz firme, mientras señalaba el camino hacia el río.
Los koalas empezaron a descender rápidamente de los árboles. El grupo siguió a Pepi, que con su valentía los guió en medio del caos. Una vez en el suelo, todos comenzaron a correr hacia el río, donde podrían estar a salvo.
Todo el bosque era un caos, pero Pepi nunca paró de motivar a sus amigos.
"¡No se detengan! ¡El río nos espera!"
"¡Confíen en mí! ¡Podemos hacerlo juntos!"
Finalmente, llegaron al río justo a tiempo. Miraron atrás, mientras el resto del bosque comenzaba a cubrirse de humo y llamas.
"¡Lo logramos!" - exclamó Tito, ahora con el miedo aún en sus ojos.
"Gracias, Pepi. Eres un héroe..." - dijo Lila, mientras se daba cuenta de que se había estado burlando de él por ser diferente.
"Perdón por habernos reído de vos, siempre hiciste lo correcto al trotar. Nos has salvado" - acotó Tito con sinceridad.
Pepi sonrió, sintiéndose respaldado por sus amigos.
"No se preocupen, amigos. A veces ser diferente significa ser especial. Lo importante es que estamos juntos y a salvo" - dijo con ternura.
Desde ese día, los koalas aprendieron a valorar no solo la valentía de Pepi, sino también la importancia de la amistad y del trabajo en equipo. Aunque siguieron disfrutando de sus siestas, cada vez que veían a Pepi trotar, lo hacían con una sonrisa de orgullo.
Y así, el bosque volvió a la calma, recordando siempre la lección aprendida: ser diferente es hermoso y la amistad es más fuerte que cualquier adversidad.
FIN.