Kokis y su Amigo Ozzi



Había una vez un espantapájaros llamado Kokis que vivía en un vasto maizal. Su misión era proteger las mazorcas de los traviesos pájaros que intentaban comerlas. Sin embargo, un día, mientras observaba a las aves revoloteando sobre su cabeza, Kokis se dio cuenta de que, de alguna manera, tenía miedo de ellos.

"¡Oh, no! ¿Qué me está pasando?" - pensó Kokis, temblando en su estaca.

Y en ese preciso momento, apareció Ozzi, un gato muy sabio y peculiar que decía ser psicólogo.

"¿Qué te pasa, amigo espantapájaros?" - preguntó Ozzi con voz suave, mientras se estiraba cómodamente al sol.

"Me asustan los pájaros, Ozzi. No sé qué hacer."

"Es fascinante, Kokis. Nunca conocí a un espantapájaros con miedo a los pájaros. ¡Eso debe ser un nuevo récord!" - rió Ozzi.

Kokis, algo confundido, se sintió un poco mejor al ver que Ozzi no se burlaba de él, sino que parecía genuinamente interesado en ayudarle.

"¿Cómo puedo dejar de tener miedo?" - preguntó Kokis, con los ojos llenos de esperanza.

"Primero, necesitamos entender qué es exactamente lo que temes. ¿Te gustaría acompañarme a conocer a los pájaros?" - sugirió Ozzi.

Kokis dudó, pero la curiosidad pudo más. Así que, un día soleado, se acercaron a un grupo de coloridos pájaros que jugaban entre las ramas.

"¡Hola, amigos!" - gritó Kokis, sorprendido al escuchar la respuesta de los pájaros.

"¡Hola! ¿Quién es el espantapájaros que habla?" - preguntó una pequeña gaviota.

Inmediatamente, Kokis sintió como su corazón latía rápido, pero decidió seguir adelante.

"Soy yo, Kokis. Vine a... a conocerlos mejor."

"¿Conocernos?" - repitió el loro, parado en una rama. "¡Eso suena divertido! Pero, ¿por qué tienes miedo?"

Kokis, un poco titubeante, confesó:

"No sé. Tal vez porque soy un espantapájaros, y siempre he tenido que asustarlos para mantener el maizal a salvo. Pero no quiero tener miedo. Quiero entenderlos y ser su amigo."

Los pájaros lo escucharon atentamente. En ese momento, el gorrión más audaz se acercó a Kokis y le dijo:

"No tienes que preocuparte, Kokis. La mayoría de nosotros solo queremos jugar y divertirnos. ¡No intentamos hacerte daño!"

Kokis sonrió tímidamente, se sintió un poco más aliviado. Con la ayuda de Ozzi, se acercó un poco más.

"¿Y si probaras a volar?" - sugirió Ozzi, haciendo que las patas de Kokis temblaran un poco.

"Volver a volar no es posible para mí. Pero quizás, podría imitar algunas de sus acciones. ¡Eso podría ayudarme!" - respondió Kokis.

Así, Kokis intentó saltar como los pájaros, girar y hacer sonidos divertidos. Cada vez que lo intentaba, los pájaros aplaudían y se reían de manera amigable.

"¡Esa es la actitud!" - dijo Ozzi. "Si te diviertes, te olvidarás de tu miedo."

Los días pasaron y Kokis comenzó a perder el miedo. Una tarde, mientras estaba en su maizal, se sentó entre los pájaros, y por primera vez, disfrutó de su canto. Sintió una gran alegría y rió con ellos.

"¡Gracias, amigos! Esta es la mejor experiencia que he tenido. ¡Ya no tengo miedo a ustedes!" - exclamó Kokis, lleno de entusiasmo.

"¡Sabes! Ser espantapájaros y amigo de los pájaros es lo mejor de dos mundos. ¡Bienvenido a nuestra familia!" - dijo el loro, volando en círculos a su alrededor.

Desde ese día, Kokis no solo cumplió su labor de espantapájaros, sino que también se convirtió en el mejor amigo de las aves, disfrutando de su canto y compañía. Su miedo se convirtió en una amistad que floreció en el hermoso maizal, donde risas, juegos y música llenaron el aire.

Y así, Kokis aprendió que, a veces, enfrentarse a lo que tememos puede abrir las puertas a nuevas y maravillosas aventuras, llenas de amor y amistad.

BABABA! ! !

FIN.

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