Koko, el guardián de Frutalinda



En un hermoso bosque llamado Frutalinda, vivía Koko, un simpático kiwi que se destacaba por ser muy fuerte y sano.

Su secreto era tomar todos los días un jugo verde lleno de nutrientes que él mismo preparaba con frutas y verduras frescas. Un día, mientras recogía algunas hojas para su jugo verde, Koko escuchó unos gritos provenientes del otro lado del bosque. Sin dudarlo, corrió hacia allí y descubrió a sus amigos los conejitos en apuros.

Resulta que el malvado zorro los había acorralado en un árbol y no podían bajar. "¡Ayuda, Koko! ¡El zorro nos quiere comer!" -gritaban los conejitos asustados.

Sin pensarlo dos veces, Koko se acercó al árbol donde estaban los conejitos y con su fuerza logró ahuyentar al zorro. Los conejitos saltaron de alegría y le agradecieron a Koko por salvarlos. "¡Gracias, Koko! Eres el kiwi más fuerte y valiente de todo Frutalinda" -dijeron los conejitos emocionados.

Koko sonrió satisfecho pero sabía que debían estar alerta, pues el zorro podía regresar en cualquier momento. Decidió llevar a los conejitos a su casa para protegerlos hasta que la situación estuviera bajo control.

Mientras tanto, en lo más profundo del bosque, el astuto zorro planeaba una nueva estrategia para atrapar a los indefensos conejitos. Sabía que enfrentarse a Koko no sería tarea fácil, así que ideó un plan tramposo para distraer al kiwi mientras él acechaba desde las sombras.

Al llegar a la casa de Koko, los conejitos se sintieron seguros y agradecidos por su amabilidad. El kiwi les ofreció jugo verde recién preparado para reponer sus energías y juntos pasaron la tarde compartiendo historias y risas.

De repente, un ruido extraño alertó a Koko. Al asomarse por la ventana vio al zorro acercándose sigilosamente hacia la casa. Sin perder tiempo, ideó un plan para detener al intruso antes de que pudiera hacerle daño a sus amigos.

Con astucia y valentía, Koko preparó una trampa con frutas resbaladizas justo en frente de la puerta de entrada. Cuando el zorro intentó entrar sigilosamente, resbaló con las frutas cayendo pesadamente al suelo.

Los conejitos aprovecharon la distracción para escapar hacia un lugar seguro mientras Koko mantenía al zorro atrapado entre las frutas resbaladizas.

Finalmente llegaron otros animales del bosque alertados por el ruido y ayudaron a atrapar definitivamente al malvado zorro quien prometió nunca más molestar ni intentar lastimar a nadie en Frutalinda. Los habitantes del bosque celebraron junto a Koko su valentía e ingenio demostrando que siempre es importante estar atento ante cualquier peligro pero también contar con amigos solidarios dispuestos ayudarnos cuando más lo necesitamos.

Desde entonces, Kokodeverde fue conocido como "El defensor de Frutalinda". Y cada vez que alguien necesitaba ayuda o protección sabían quién llamar: ¡Kokodeverde estaba siempre listo para actuar! Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por ahora!

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!