Kuri y la montaña misteriosa



Había una vez en lo alto de los Andes, un majestuoso cóndor llamado Kuri. Kuri era conocido por ser el más valiente y curioso de todos los cóndores en Ecuador.

Siempre estaba explorando nuevas regiones y conociendo a diferentes animales que habitaban la zona. Un día, mientras volaba por el cielo azul, Kuri divisó una montaña muy lejana que nunca antes había explorado. Decidió emprender un viaje hacia ella para descubrir qué secretos guardaba.

En su camino, se encontró con un zorro astuto llamado Mateo. "¡Hola, amigo zorro! ¿Qué haces por aquí?", preguntó Kuri con entusiasmo. "Hola, querido cóndor. Estoy buscando comida para mi familia.

¿A dónde te diriges tú?", respondió Mateo con curiosidad. "Estoy en camino a esa montaña que brilla al horizonte. Quiero descubrir qué maravillas esconde", explicó Kuri emocionado.

Mateo se mostró preocupado y advirtió a Kuri sobre los peligros que podrían acecharlo en su travesía hacia la montaña desconocida. Sin embargo, Kuri agradeció sus consejos pero decidió seguir adelante con valentía. Al llegar a la base de la montaña, Kuri se encontró con una familia de pumas jugando cerca de un río cristalino.

Los pumas lo miraron con desconfianza al principio, pero luego le dieron la bienvenida amistosamente al ver su espíritu aventurero. "¡Hola, querido cóndor! ¡Bienvenido a nuestro hogar! ¿En qué podemos ayudarte hoy?", dijo la mamá puma con una sonrisa cálida.

Kuri les contó sobre su deseo de explorar la montaña y los pumas se ofrecieron a guiarlo y protegerlo durante el recorrido. Juntos subieron por empinados senderos rocosos y atravesaron frondosos bosques llenos de vida silvestre.

De repente, mientras ascendían por un estrecho camino, escucharon un rugido fuerte que resonaba en toda la montaña. Era un oso gigante que bloqueaba el paso hacia la cima. "¡Cuidado, amigos! Ese oso es muy peligroso", advirtió el papá puma con voz firme.

Kuri recordó las palabras sabias de Mateo y decidió actuar con astucia en lugar de enfrentarse directamente al oso.

Utilizó sus alas para crear corrientes de viento fuertes que confundieran al oso y permitieran a todos escapar sin problemas hasta llegar a la cima de la montaña brillante. Una vez arriba, descubrieron que la montaña era en realidad un volcán inactivo rodeado de campos verdes llenos de flores multicolores. Era un paisaje deslumbrante que nunca olvidarían.

En ese momento comprendieron que juntos podían superar cualquier obstáculo si trabajaban en equipo y utilizaban sus habilidades únicas para resolver problemas difíciles.

Desde entonces, Kuri visitaba regularmente a sus amigos del bosque para compartir nuevas aventuras e inspirarlos a seguir explorando el mundo juntos.

FIN.

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