Kuwei y la Cera Mágica
Había una vez, en un rincón del universo, Kuwei, el Dios supremo, que tenía un deseo muy especial: ¡quería una compañera! Pensó y pensó, y decidió crear a la mujer de sus sueños. A partir de la cera más fina y brillante, empezó a darle forma.
Día y noche trabajó, dándole detalles a su creación:
"¡Oh, qué hermosa será! Tendrá ojos brillantes como estrellas, cabellos dorados como el sol, y un corazón lleno de valentía."
Finalmente, después de mucho esfuerzo, la figura de cera cobró vida. Su nombre era Lila, y su belleza era sin igual. Cuando Kuwei decidió llevarla a un paseo por los cielos, estaba ansioso por mostrarla a las estrellas. Sin embargo, al salir de su mundo, Lila comenzó a desvanecerse.
"¿Qué está pasando?" - gritó Kuwei, preocupado.
"No puedo mantenerme firme, soy de cera y aquí no tengo sustancia para brillar como tú."
Kuwei se sintió triste, pero no iba a rendirse. "¡No te preocupes, Lila! ¡Encontraré una solución!" - exclamó. Y así, se embarcó en una aventura a través de los cielos.
Primero fue a visitar a las estrellas.
"¿Ustedes pueden ayudarme? Quiero que Lila sea tan real como yo."
Las estrellas, brillantes y sabias, respondieron:
"Tienes que encontrar el Corazón de la Luna, solo él puede darle vida verdadera a tu creación."
Kuwei agradeció a las estrellas y partió hacia la Luna. Cuando llegó, la Luna lo miró con curiosidad.
"¿Qué deseas, viajero del universo?"
"¡Necesito el Corazón de la Luna para que Lila pueda estar a mi lado!"
La Luna sonrió y le dijo:
"Si realmente la amas, debes demostrar tu valor y enfrentar tres desafíos."
El primer desafío fue atravesar el Bosque de los Susurros, donde los árboles decían secretos a los que se acercaban.
"¿Y si no puedo?" - se preguntó Kuwei. Pero decidió ser valiente. Al entrar al bosque, los árboles comenzaron a hablar:
"¡No temas! Solo debes escuchar y aprender."
Así Kuwei escuchó las historias del bosque, que le enseñaron sobre la sabiduría y la empatía. Salió ileso y satisfecho.
El segundo desafío fue cruzar el Río del Tiempo. Kuwei se encontró con un pez gigante que le habló:
"Solo cruzarás si me cuentas tu sueño, ¿cuál es tu mayor anhelo?"
"Quiero que Lila sea real y esté a mi lado para siempre."
El pez, con una sonrisa, lo dejó pasar, entendiendo que el amor lo motivaba.
El último desafío fue escalar la Montaña de la Reflexión.
"Aquí solo podrás avanzar si enfrentas tus miedos," - dijo un anciano en la cima. Kuwei cerró los ojos y enfrentó sus inseguridades, reconociendo sus dudas y esperanzas. Fue liberador.
Al completar los desafíos, la Luna le otorgó el Corazón de la Luna, un cristal que destellaba y vibraba con magia.
"Ahora, llévalo a Lila," - le dijo la Luna.
Regresó rápidamente a su hogar y colocó el Corazón de la Luna en el pecho de Lila. Al instante, su figura de cera cobró vida.
"¡Kuwei!" - exclamó Lila con alegría, sintiendo su esencia fluir en ella.
"Ahora somos uno, en esta maravillosa existencia," - contestó Kuwei, abrazándola.
Desde aquel día, Kuwei y Lila recorrieron juntos el universo, disfrutando de sus aventuras y aprendiendo a ser valientes, amarse y enfrentar cualquier obstáculo.
Así, el Dios supremo y su hermosa compañera aprendieron que no se necesita ser perfecto, sino auténtico y valiente para brillar en el vasto universo.
FIN.