La abeja Adela y el zorrito travieso



En un hermoso bosque lleno de flores, pájaros cantores y ríos cristalinos, vivía una abejita muy especial llamada Adela. Adela era conocida por su dulzura y alegría, pero, sobre todo, por su deseo de enseñar valores a todos sus amigos del bosque. Ella siempre decía: "El respeto y la amabilidad son como la miel, hacen la vida más dulce!".

Un día, mientras zumbaba entre las flores recolectando polen, se topó con un zorro travieso llamado Zuri. Zuri era todo lo opuesto a Adela. Era astuto y despreocupado, y no sabía cómo respetar a los demás. Cuando vio a Adela, decidió jugarle una broma.

"¿Qué haces, abeja?", preguntó Zuri con una sonrisa burlona. "Estoy recolectando polen para hacer miel y ayudar a mis amigas", respondió Adela con una sonrisa.

Zuri se rió y dijo: "¿Miel? Eso suena aburrido. ¿Por qué no te unes a mí y hacemos travesuras?".

Adela, en lugar de enojarse, pensó que podría ser una buena oportunidad para enseñarle a Zuri sobre el respeto y la amistad. "¿Sabes, Zuri? A veces, hacer felices a los demás es mucho más divertido que hacer travesuras", explicó.

Zuri no estaba convencido. "¿Y qué hay de divertido en eso?". Adela decidió mostrarle.

"Sigamos! Te invito a que hagamos algo juntos. Vamos a ayudar a la tortuga Tina, que está tratando de alcanzar la cima de esa colina", propuso Adela.

Zuri se encogió de hombros. "No sé, suena muy aburrido. Pero, ¿qué es lo peor que puede pasar?". Así que ambos se encaminaron hacia la colina.

Cuando llegaron, vieron a Tina luchando por subir. Era un camino empinado y la tortuga estaba agotada. Adela le dijo a Zuri: "Mirá, podemos ofrecerle nuestras ayuda. ¿Qué te parece?".

Zuri, un poco reacio pero curioso, asintió.

"Hola, Tina. ¿Te gustaría que te ayudemos a llegar a la cima?".

La tortuga sonrió, algo sorprendida por la oferta. "¡Claro! Estaría muy agradecida!".

Mientras Adela y Zuri ayudaban a Tina, el zorro comenzó a sentir algo nuevo. "Esto no es tan malo después de todo", pensó. Se dio cuenta de que al ayudar a Tina, no sólo hacían el bien, sino que también se sentía bien él mismo.

Finalmente, llegaron a la cima y Tina estaba tan feliz que se puso a cantar una melodía alegre. "¡Gracias, Adela y Zuri! Ustedes son maravillosos!".

Zuri, viendo la felicidad de Tina, sonrió. "Nunca pensé que ayudar a alguien sería tan divertido", murmuró.

Adela, contenta por el cambio en Zuri, le dijo: "¿Ves? Hacer el bien y respetar a los demás puede llenarnos de alegría. Es como recolectar polen para hacer miel, ¡más dulce de lo que imaginamos!".

Desde ese día, Zuri comenzó a acompañar a Adela en sus excursiones por el bosque, aprendiendo poco a poco sobre el respeto y la amistad. Y aunque a veces le costaba, siempre recordaba la alegría que le daba ayudar a los demás.

Un día, mientras ambos paseaban, Adela le pidió ayuda para organizar una fiesta en el bosque. "¡Vamos a invitar a todos nuestros amigos!". Zuri, encantado por la nueva idea, aceptó.

El día de la fiesta fue mágico. Todos los animales del bosque se reunieron, bailaron, comieron y disfrutaron de la miel que Adela había hecho. Cuando la fiesta terminó, Zuri se dirigió a Adela. "¡Hoy me di cuenta de que hacer felices a los demás es la mejor aventura!".

Adela sonrió. "¡Exactamente, Zuri! Recuerda, siempre es mejor ser amable y respetuoso. Esa es la verdadera diversión en la vida!".

Y así, la abeja Adela y el zorrito Zuri se convirtieron en los mejores amigos del bosque, unidos por los valores de la amistad y el respeto que Adela le enseñó a Zuri, convirtiendo todo su entorno en un lugar más dulce y lleno de amor. Y así, el bosque nunca dejó de sonar con risas y canciones, gracias a la amistad de dos seres tan diferentes, pero con un mismo objetivo: hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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