La abuelita del chocolate y la cuerda



Había una vez una abuelita muy bonita y coqueta llamada Clara. Clara vivía en un pintoresco pueblito rodeado de flores de colores y árboles frutales. A Clara le encantaba disfrutar de sus días comiendo chocolate con manzana y jugando a saltar la cuerda con sus amigas del barrio.

Un día soleado, mientras saltaba la cuerda en el parque, Clara decidió explorar un poco el bosque cercano. "¿Y si encuentro un árbol que dé manzanas de chocolate?"- pensó riendo para sí misma.

Clara se adentró entre los árboles y, mientras miraba hacia arriba, no se dio cuenta de que había una trampa en el suelo, un viejo pozo cubierto de hojas. ¡Plop! Clara cayó dentro del pozo, asustada.

"¡Ayuda! ¡Ayuda!"- gritó, pero su voz se perdió entre el murmullo del viento y el canto de las aves. Nadie la escuchó.

Pasaron los días, y Clara seguía en el fondo del pozo, pensando en cómo había llegado allí. "¿Por qué no escuché a mis amigas cuando me dijeron que no debía alejarme demasiado?"- se lamentaba.

Mientras tanto, en el pueblo, todos estaban muy preocupados. Sus amigas comenzaron a buscarla. "Seguro que está en el parque saltando la cuerda"- decía una. Pero al llegar al parque y no encontrarla, comenzaron a pensar que algo andaba mal.

En el fondo del pozo, Clara no se rendía. Usó su ingenio para hacer un pequeño refugio con las hojas y algunas ramas. Esto le ayudó a mantenerse caliente durante la noche. "Si sigo pidiendo ayuda, alguien tiene que encontrarme"- se decía, mientras reflexionaba sobre no solo disfrutar su chocolate con manzana, sino también sobre cuidar mejor de sí misma.

Finalmente, un abuelito que paseaba por el bosque llamado Don Pedro, escuchó un susurro que venía del pozo. "¿Qué será eso?"- se preguntó. Al acercarse, vio a Clara con la mirada preocupada y los ojos brillantes.

"¡Clara! ¿Estás bien?"- preguntó Don Pedro, sorprendido. "¡No! Estoy atrapada en el pozo. Necesito ayuda, por favor"- le respondió Clara aliviada de ser escuchada.

Don Pedro rápidamente buscó una cuerda y,… "Tranquila, usaré esta cuerda para ayudarte a salir"- le dijo mientras tiraba de ella con cuidado. Gracias a la ayuda de Don Pedro, Clara pudo salir del pozo.

"¡No puedo creerlo! Eres mi héroe, Don Pedro"- exclamó Clara, abrazándolo con alegría. "Nunca más me alejaré sin avisar. ¡Prometo ser más cuidadosa!"- se comprometió Clara con gratitud.

Desde ese día, Clara y Don Pedro se hicieron grandes amigos. Juntos enseñaron a los niños del barrio sobre la importancia de no aventurarse solos y de siempre cuidar a los demás. Además, Clara nunca dejó de saltar la cuerda, pero siempre con una sonrisa y recordando su inesperada aventura.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. ¡Nunca olvides cuidar de tus amigos y de ti mismo!

FIN.

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