La alegría de Gustavo



Había una vez un ganso llamado Gustavo que vivía en una granja en el campo. A diferencia de los demás animales, Gustavo no sentía la emoción y alegría que traía consigo la Navidad.

Mientras todos los demás se preparaban para las fiestas, él se sentía triste y desanimado. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a la granja, Gustavo encontró un viejo libro mágico.

Sin pensarlo dos veces, lo abrió y comenzó a leer las palabras que aparecían en sus páginas. Para su sorpresa, el libro le reveló un hechizo especial que podía hacer realidad cualquier deseo navideño.

Emocionado por esta oportunidad única, Gustavo decidió usar el hechizo para obtener el espíritu de Navidad que tanto anhelaba.

Siguiendo las instrucciones del libro al pie de la letra, fue hacia el árbol más grande del bosque y pronunció las palabras mágicas: "¡Quiero tener el espíritu de Navidad!"De repente, una luz brillante envolvió a Gustavo y sintió cómo algo cambiaba dentro de él. Pero cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que seguía siendo un ganso común y corriente.

Desilusionado pero decidido a descubrir qué había salido mal, Gustavo regresó a casa y empezó a investigar sobre el verdadero significado de la Navidad. Habló con otros animales de la granja e incluso buscó información en internet.

Fue así como descubrió que la Navidad no se trataba solo de regalos y decoraciones bonitas, sino de compartir amor y felicidad con los demás. Gustavo se dio cuenta de que había estado tan obsesionado con obtener el espíritu navideño que se había olvidado de lo más importante: estar alegre y ayudar a los demás.

Con esta nueva perspectiva en mente, Gustavo decidió hacer todo lo posible para traer la alegría de la Navidad a su granja.

Comenzó por ponerse un pequeño gorro rojo en la cabeza y cantar villancicos junto a los otros animales. Todos quedaron sorprendidos al ver al ganso tan entusiasmado y feliz.

Los cerdos dejaron de gruñir, las vacas empezaron a bailar al son del ritmo festivo y hasta las ovejas comenzaron a contar chistes para hacer reír a todos. Pero Gustavo no se conformaba solo con eso. Decidió organizar una fiesta navideña para todos los animales de la granja. Prepararon deliciosos platos típicos, decoraron el establo con luces brillantes y pusieron música festiva.

Cuando llegó la noche de Navidad, todos los animales se reunieron en el establo para celebrar juntos. Había risas, abrazos y mucha alegría en el aire.

Incluso Gustavo notó que algo especial estaba pasando dentro de él: sentía una calidez en su corazón que nunca antes había experimentado. Al finalizar la fiesta, mientras todos se despedían contentos, un pequeño ratoncito llamado Rafa se acercó a Gustavo y le dijo: "Gracias por enseñarnos el verdadero espíritu de la Navidad, Gustavo.

Tú eres el ganso más especial que hemos conocido". Gustavo sonrió y se dio cuenta de que había encontrado lo que tanto buscaba: el verdadero espíritu de la Navidad no estaba en un hechizo mágico, sino dentro de él mismo.

Desde ese día, siempre recordó que la Navidad era una época para compartir amor y felicidad con los demás.

Y así, año tras año, Gustavo continuó siendo el ganso más alegre y festivo de toda la granja, enseñando a todos los animales sobre el verdadero significado de la Navidad.

Y es que no importa si eres un ganso o cualquier otro animal, todos podemos tener el espíritu navideño en nuestros corazones si aprendemos a amar y compartir con los demás.

FIN.

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