La Alegría de la Amistad



Había una vez en una pequeña colonia llamada "Alegría", donde todos los niños y niñas eran muy felices. En Alegría, cada día era una aventura llena de diversión y aprendizaje.

En el centro de la colonia se encontraba un gran parque con columpios, toboganes y un enorme césped verde para correr y jugar. Allí es donde se reunían todos los niños después de la escuela para disfrutar de sus actividades favoritas.

Un día soleado, mientras los niños jugaban al fútbol en el campo, llegó un nuevo vecino a la colonia. Era Tomás, un niño tímido que había llegado desde otra ciudad. Los demás niños lo recibieron con alegría y decidieron invitarlo a sumarse a sus juegos.

"¡Hola Tomás! ¿Quieres jugar con nosotros?"- le preguntó Martín, uno de los chicos más amigables del grupo. Tomás miró tímidamente hacia el campo y respondió: "No sé jugar muy bien al fútbol"-.

"¡No te preocupes! Aquí todos estamos aprendiendo juntos. Ven, te enseñaremos"- le dijo Sofía, una niña muy inteligente que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Así fue como Tomás comenzó a participar en las actividades del parque junto a sus nuevos amigos.

Pronto descubrió que no importaba si sabías o no hacer algo, lo importante era divertirse y aprender juntos. Un día, durante una tarde lluviosa cuando no podían salir al parque, decidieron organizar un taller de manualidades en casa de Laura.

Cada uno llevó diferentes materiales: cartulinas, pinturas, tijeras y pegamento. Juntos crearon hermosas tarjetas de cumpleaños para regalárselas a sus padres. "¡Esto es tan divertido!"- exclamó Tomás mientras recortaba una forma de corazón para su tarjeta. "Sí, Tomás.

La diversión está en hacer cosas juntos y dejar volar nuestra imaginación"- respondió Laura con una sonrisa. A medida que pasaban los días, los niños de la colonia se dieron cuenta de que todos tenían diferentes habilidades y talentos.

Martín era muy bueno en deportes, Sofía destacaba en matemáticas y Laura tenía un gran don artístico. Pero también descubrieron que al compartir sus habilidades entre ellos, podían aprender cosas nuevas y ayudarse mutuamente a mejorar.

Un día, decidieron organizar un espectáculo para toda la colonia. Cada niño mostró su talento: cantaron canciones, bailaron coreografías y realizaron trucos de magia. Fue un evento inolvidable lleno de risas y aplausos.

Al final del espectáculo, Tomás se acercó a Martín y le dijo: "Gracias por enseñarme a jugar al fútbol. Ahora puedo disfrutarlo tanto como ustedes".

Martín sonrió y respondió: "No hay nada más lindo que ver cómo cada uno encuentra su propia alegría en lo que hacemos juntos". Los niños aprendieron que el verdadero valor de las actividades no estaba solo en ganar o ser el mejor, sino en disfrutar cada momento compartido con amigos nuevos o antiguos.

Aprendieron sobre la importancia del compañerismo, la amistad y la colaboración. Descubrieron que juntos podían superar cualquier obstáculo y alcanzar metas más altas.

Y así, en la colonia "Alegría", los niños continuaron disfrutando de sus actividades día tras día, construyendo recuerdos felices y aprendiendo que la verdadera alegría se encontraba en el corazón de cada uno de ellos.

FIN.

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