La alianza de la selva


Había una vez, en la profunda selva de Argentina, cinco animales que se encontraban solos y anhelaban tener amigos con quienes compartir aventuras.

El cocodrilo, el león, la cebra, la jirafa y el elefante vivían cada uno por su cuenta, sin saber que el destino les tenía preparada una gran sorpresa. Un día soleado, mientras el cocodrilo disfrutaba de un baño en el río, escuchó un ruido extraño proveniente del bosque.

Siguiendo su instinto curioso, se adentró entre los árboles y allí se encontró con el león. - ¡Hola! ¿Quién eres tú? - preguntó emocionado el cocodrilo. - Soy Simba, el rey de la selva - respondió con orgullo el león.

El cocodrilo sonrió y le propuso al león formar una alianza para encontrar nuevos amigos. Juntos recorrieron la selva hasta que divisaron a lo lejos un grupo de cebras jugando en las praderas verdes. La cebra se llamaba Rayita y era muy amigable.

Al ver a Simba y al cocodrilo acercándose hacia ella con entusiasmo exclamó:- ¡Hola! Parece que también están buscando compañía.

Los tres animales decidieron seguir juntos su camino cuando vieron a lo lejos una silueta alta y elegante moviéndose entre los árboles: era la jirafa llamada Larga. Se acercaron a ella rápidamente. - ¡Amigos! ¡Qué alegría encontrarlos! - dijo la jirafa con una sonrisa. Los cuatro animales continuaron su camino juntos, pero aún sentían que faltaba algo en su grupo.

Fue entonces cuando escucharon un estruendo y vieron cómo los árboles se movían de un lado a otro. Era el elefante, llamado Trompita, quien llegó corriendo hacia ellos.

- ¡Hola! ¿Puedo unirme a ustedes? - preguntó el elefante con timidez. Los demás animales lo miraron y asintieron emocionados. Ahora estaban completos: el cocodrilo, el león, la cebra, la jirafa y el elefante formaban un grupo inseparable.

Juntos vivieron muchas aventuras en la selva: exploraron cuevas secretas, ayudaron a otros animales en apuros y aprendieron sobre la importancia de trabajar en equipo. Cada uno tenía habilidades diferentes que complementaban al resto del grupo. Un día decidieron regresar al lugar donde se habían conocido para celebrar su amistad.

Allí se dieron cuenta de que habían encontrado mucho más que amigos; habían encontrado una familia.

Y así fue como el cocodrilo, el león, la cebra, la jirafa y el elefante descubrieron que nunca estar solos es mucho más divertido que cualquier otra cosa en el mundo. Juntos demostraron que los verdaderos amigos pueden hacer frente a cualquier desafío y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas de la vida.

Desde aquel día, todos los animales de la selva admiraban su amistad y deseaban tener un vínculo tan fuerte como ellos tenían. Y así continuaron viviendo aventuras y creando recuerdos inolvidables, siempre unidos por el lazo más poderoso: el amor y la amistad verdadera.

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