La Amiga Inquebrantable



Serena era una niña muy egoísta y envidiosa. Siempre quería tener lo que los demás tenían, sin importarle hacer daño a nadie.

Un día, su compañera de clase Victoria se le acercó para pedirle ayuda con un trabajo escolar. "Hola Serena, ¿podrías ayudarme con este trabajo? No entiendo muy bien el tema"- dijo Victoria con una sonrisa amable.

Serena la miró de arriba abajo y respondió con desprecio:"¿Ayudarte yo? ¿Por qué debería hacerlo? Tú siempre sacas mejores notas que yo y no quiero que te vaya mejor que a mí". Victoria se sintió triste al escuchar esas palabras. No entendía por qué Serena era tan mala con ella.

Pero decidió no rendirse y seguir intentando ser amiga de Serena. Días después, durante un recreo en el patio del colegio, Victoria se acercó nuevamente a Serena para invitarla a jugar juntas. "Serena, ¿te gustaría jugar al fútbol conmigo y los demás chicos?"- preguntó Victoria sonriendo.

Serena frunció el ceño y le respondió:"No me gusta el fútbol. Además, soy mucho mejor que tú en cualquier deporte". Victoria suspiró resignada pero no perdió las ganas de seguir intentando ser amiga de Serena.

Un día, durante una clase de arte en la escuela, la maestra les pidió a todos los alumnos dibujar algo que representara la amistad. Todos comenzaron a trabajar en sus dibujos mientras Serena se quedaba pensando sin saber qué dibujar.

Victoria notó que su amiga estaba en apuros y decidió acercarse para ayudarla. "Serena, ¿necesitas ayuda con tu dibujo?"- preguntó Victoria con una sonrisa. Serena dudó por un momento pero finalmente aceptó la ayuda de Victoria.

Juntas comenzaron a dibujar y poco a poco Serena empezó a relajarse y disfrutar del momento. Cuando terminaron, las dos niñas se sorprendieron al ver que su dibujo representaba a dos amigas felices juntas. Desde ese día, Serena comenzó a cambiar su actitud hacia Victoria.

Empezó a ser más amable y comprensiva. Ya no sentía la necesidad de competir con ella todo el tiempo. Las dos niñas descubrieron que la verdadera amistad no tiene nada que ver con ganar o perder.

Se trata de estar ahí el uno para el otro en los buenos momentos y en los malos.

Y así fue como Serena aprendió una lección muy valiosa: ser buena persona no solo te hace feliz a ti mismo sino también a las personas que te rodean.

FIN.

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