La amistad a caballo
Margarita y Isidro eran dos amigos inseparables que vivían en el campo. Un día, decidieron ir a dar un paseo a caballo para disfrutar del hermoso paisaje.
- ¡Qué lindo se ve todo desde aquí arriba! -exclamó Margarita emocionada mientras galopaban por los senderos. - Sí, es como si estuviéramos volando sobre la tierra -respondió Isidro sonriendo. De repente, escucharon un fuerte ruido detrás de ellos. Era un grupo de animales salvajes que se acercaba rápidamente.
- ¡Tenemos que salir de aquí rápido! -gritó Isidro mientras trataba de controlar su caballo asustado. Margarita también intentaba calmar a su montura, pero estaba demasiado nerviosa.
De pronto, su caballo se desbocó y comenzó a correr sin control hacia una pendiente peligrosa. - ¡Ayuda! No puedo detenerlo -dijo Margarita asustada mientras agarraba las riendas con fuerza. Isidro no lo pensó dos veces y salió en busca de su amiga para ayudarla.
Con habilidad y destreza logró alcanzarla y tomar las riendas del caballo descontrolado justo antes de llegar al borde del precipicio. - ¡Gracias Isidro! Estuve tan cerca de caer al vacío... -dijo Margarita temblando aún por el susto pasado. - No tienes nada que agradecerme.
Somos amigos y siempre nos cuidamos mutuamente ¿verdad? -respondió Isidro con una sonrisa cálida en el rostro. Margarita asintió con la cabeza y juntos regresaron a casa.
Desde ese día, aprendieron que la amistad verdadera es aquella que te hace sentir seguro y protegido en los momentos más difíciles. Además, Margarita entendió que no debía tener miedo de enfrentar situaciones complicadas, sino confiar en sí misma y pedir ayuda cuando lo necesitara.
Isidro también aprendió a ser más consciente de su entorno para evitar peligros innecesarios. Así, ambos amigos continuaron explorando el campo juntos, disfrutando cada momento de aventura como si fuera una gran hazaña.
Y así fue cómo Margarita e Isidro se convirtieron en dos valientes jinetes dispuestos a enfrentar cualquier desafío con coraje y determinación.
FIN.