La amistad alada de Kuri y Rosa
Había una vez en lo alto de las montañas de la Patagonia, un majestuoso cóndor llamado Kuri. Sus alas enormes y su mirada aguda lo convertían en el rey del cielo.
Todos los animales de la región lo admiraban y respetaban por su sabiduría y fuerza. Un día, mientras volaba sobre el bosque, Kuri divisó una pequeña cabaña donde vivía una anciana llamada Rosa.
Ella era conocida en el lugar por su bondad y sabiduría, siempre ayudando a quienes lo necesitaban con una sonrisa en el rostro. A pesar de su edad avanzada, Rosa se mantenía activa y llena de vida. Kuri sintió curiosidad por esta anciana tan especial y decidió acercarse a conocerla.
Con un aleteo majestuoso, descendió frente a la cabaña de Rosa, quien al ver al imponente cóndor quedó sorprendida pero sin miedo. "¡Oh, qué hermosura eres tú! ¿Cómo te llamas?" -dijo Rosa con voz dulce.
El cóndor respondió con solemnidad: "Soy Kuri, el señor de los cielos. He oído hablar de tu bondad y sabiduría, Rosa". La anciana sonrió emocionada: "Es un honor tenerte aquí, Kuri. Por favor, entra a mi humilde morada".
Así comenzó una amistad inesperada entre el poderoso cóndor y la gentil anciana. Kuri visitaba a menudo a Rosa para escuchar sus historias sobre la naturaleza y aprender de sus experiencias.
La anciana le enseñaba sobre las plantas medicinales y los secretos del bosque, mientras que él le mostraba desde lo alto del cielo la belleza infinita del mundo. Un día, mientras paseaban juntos por el bosque, escucharon gritos desesperados cerca del río.
Se acercaron rápidamente y vieron a un zorro atrapado entre las ramas de un árbol caído en medio del agua turbulenta. Rosa no dudó ni un segundo y se lanzó al río para rescatar al indefenso animal.
Con astucia y valentía logró liberarlo antes de que fuera arrastrado por la corriente. El zorro agradecido huyó velozmente hacia el bosque. "¡Eres increíble, Rosa! Tu valentía me inspira", exclamó Kuri con admiración desde lo alto. La anciana sonrió humildemente: "Todos podemos hacer algo bueno si tenemos el coraje necesario".
Desde ese día, la historia del rescate se difundió por todo el bosque y muchos animales acudían a Rosa en busca de ayuda o consejo.
La anciana se convirtió en una figura querida y respetada por todos gracias a su generosidad y valentía.
Y así, entre vuelos majestuosos e historias compartidas, Kuri el cóndor y Rosa la anciana demostraron que la verdadera grandeza reside en ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio; que cada uno tiene algo especial que ofrecer al mundo si está dispuesto a darlo todo con amor y bondad.
FIN.