La amistad azul
Había una vez en un pequeño hormiguero, una simpática y curiosa hormiga llamada Azul. A diferencia de las otras hormigas de su colonia, ella tenía un color azul brillante en su cuerpo.
Siempre había sido así desde que nació y aunque al principio le gustaba ser diferente, con el tiempo empezó a sentirse triste porque no lograba hacer amigas. Azul veía cómo las demás hormigas se agrupaban y jugaban juntas, mientras ella siempre estaba sola.
Intentaba acercarse a ellas y entablar conversaciones, pero parecían ignorarla o simplemente la alejaban. Esto hacía que Azul se sintiera cada vez más desanimada.
Un día, mientras caminaba por el bosque en busca de alguna aventura emocionante que la distraiga de su soledad, encontró a una mariquita llamada Luna. Luna era muy sociable y siempre estaba rodeada de amigos insectos. Azul decidió acercarse tímida pero esperanzada. "Hola Luna", saludó Azul tímidamente. Luna volteó sorprendida hacia ella y sonrió.
"¡Hola! ¿Eres nueva por aquí? No te había visto antes. "Azul explicó su situación a Luna y cómo se sentía triste por no tener amigas como las demás hormigas del hormiguero.
Luna escuchó atentamente y luego le dijo: "Sabes, la amistad no tiene que ver con ser igual o diferente. Lo importante es encontrar personas (o insectos) que valoren lo especial que eres".
Azul reflexionó sobre las palabras de Luna y decidió seguir buscando compañeras sin importarles su peculiar color azul. Continuó explorando el bosque y llegó a un claro donde encontró a una abeja llamada Margarita. Azul se acercó con cautela y le saludó. "Hola, soy Azul. ¿Podemos ser amigas?"Margarita la miró curiosa.
"¡Oh! ¡Eres una hormiga azul! Nunca había visto una antes. Claro que podemos ser amigas". Azul sonrió emocionada y juntas comenzaron a pasar mucho tiempo jugando y riendo en el bosque.
A medida que pasaban los días, más insectos se iban sumando al grupo de amigas de Azul, sin importar su aspecto o características especiales. Un día, mientras las amigas disfrutaban de un paseo por el río, se encontraron con un pequeño escarabajo llamado Maxi.
Maxi tenía dificultades para volar debido a sus alas pequeñas y débiles. Azul recordaba lo triste que se sentía cuando nadie quería jugar con ella por ser diferente, así que decidió acercarse a Maxi y ofrecerle su ayuda.
"Hola Maxi, veo que estás teniendo problemas para volar", dijo Azul con ternura. Maxi bajó la cabeza avergonzado. "Sí... me siento muy frustrado porque no puedo hacerlo como los demás escarabajos". Azul sonrió comprensiva.
"No te preocupes, sé cómo te sientes. Yo también he pasado por momentos difíciles por ser diferente. Pero eso no significa que no podamos encontrar formas creativas de superarlo juntos.
"Azul invitó a Maxi a unirse a su grupo de amigos e idearon un plan para ayudarlo a volar. Juntos, construyeron una pequeña rampa y practicaron durante días hasta que finalmente Maxi logró volar cortas distancias.
La noticia de la increíble amistad entre Azul, Margarita, Luna y Maxi se extendió por todo el bosque. Pronto, más insectos se acercaron a ellos y formaron un grupo diverso de amigos que valoraban las diferencias de cada uno.
Azul aprendió que no importa cuán diferente seas, siempre habrá personas dispuestas a ser tus amigas y apoyarte en los momentos difíciles. Y así, la hormiga azul encontró finalmente el amor y la aceptación que tanto anhelaba.
Desde ese día en adelante, Azul vivió feliz rodeada de sus verdaderas amigas y juntas demostraron al mundo que la amistad puede florecer sin importar cuán diferentes seamos.
FIN.