La amistad bajo la tormenta


En lo profundo de la selva, vivía un valiente león llamado León. Siempre había sido el rey de la jungla y se sentía muy orgulloso de ello.

Pero a pesar de su coraje, León también tenía un lado juguetón y curioso. En las cercanías de la selva, en una hermosa sabana, vivía un burrito llamado Sabas. Era conocido por ser amigable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás animales.

Un día soleado, León decidió explorar más allá del límite de la selva y llegó hasta la sabana donde vivía Sabas. Fascinado por el vasto paisaje abierto, decidió acercarse para conocer al pequeño burrito. - ¡Hola! ¿Eres el famoso burrito sabanero? -preguntó emocionado León.

- ¡Así es! Soy Sabas, ¿y tú quién eres? -respondió Sabas con alegría. León se presentó y ambos rápidamente se hicieron amigos. Pasaron horas conversando sobre sus vidas en la selva y en la sabana.

En medio de sus risas y juegos, notaron que empezaba a oscurecerse. - Oye Sabas, ¿tú tienes alguna forma mágica para apagar las luces? -preguntó curioso León. Sabas rió divertido ante esa pregunta y dijo: "No tengo magia como tal, pero tengo algo mejor".

El burrito sacó su teléfono inteligente y mostró una aplicación llamada —"Alexa" . - Con esta aplicación puedo controlar las luces desde cualquier lugar -explicó Sabas mientras buscaba la opción para apagarlas.

León, emocionado por la idea de poder controlar las luces, decidió probarlo. Juntos llamaron a Alexa y le pidieron que apagara todas las luces de la sabana. Para su sorpresa, en lugar de apagar las luces, una fuerte tormenta comenzó a desatarse.

Los truenos retumbaban y los relámpagos iluminaban el cielo oscuro. - ¡Oh no! ¿Qué hemos hecho? -exclamó León asustado. Sabas se dio cuenta de que habían cometido un error al confundir a Alexa con el clima.

Pero en lugar de entrar en pánico, decidió tomar el control de la situación. - Tranquilo León, tenemos que encontrar una solución. Vamos a buscar refugio en mi establo mientras pasa la tormenta -dijo Sabas con determinación.

Ambos corrieron hacia el establo y se resguardaron del viento y la lluvia. Allí dentro, encontraron otros animales buscando refugio también: una jirafa llamada Gisela y un mono travieso llamado Chango. Juntos, idearon un plan para calmar la tormenta utilizando sus habilidades especiales.

Gisela extendió su largo cuello para alcanzar las nubes y soplarlas hacia otro lado. Mientras tanto, Chango saltaba entre los árboles haciendo piruetas para distraer a los rayos con sus movimientos rápidos.

Poco a poco, la tormenta empezó a disiparse y finalmente cesó por completo. Los animales salieron del establo celebrando su éxito en detenerla. - ¡Lo logramos! -exclamó León emocionado-. Gracias a todos por trabajar juntos y encontrar una solución.

- Así es, la unión hace la fuerza -agregó Sabas con una sonrisa. Desde ese día, León y Sabas se volvieron inseparables. Aprendieron que no importaba cuán diferentes fueran, siempre podían colaborar y superar cualquier desafío.

Juntos, enseñaron a los demás animales el valor de la amistad y el trabajo en equipo. Y así, en la selva y la sabana reinó siempre la armonía entre todos los animales que aprendieron a respetarse y ayudarse mutuamente.

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