La amistad brilla en la escuela


Había una vez una escuela llamada "Rayitos de Sol" donde todos los días reinaba la alegría y el entusiasmo. Los niños llegaban corriendo, saludando alegremente a sus amigos y ansiosos por aprender cosas nuevas.

Pero un día, algo extraño sucedió. La escuela se volvió muy triste porque uno de sus estudiantes, Luciano, comenzó a faltar mucho a clases. El director, Don Eduardo, estaba preocupado y decidió investigar qué estaba pasando.

Un día después del recreo, Don Eduardo llamó a Luciano para hablar con él. "Luciano ¿qué te pasa? Estamos muy tristes porque te hemos extrañado en la escuela"- preguntó el director con voz amable pero preocupada.

Luciano bajó la cabeza y respondió tímidamente: "Lo siento mucho, don Eduardo. Es que me cuesta levantarme temprano por las mañanas y siempre llego tarde".

- Don Eduardo sonrió comprensivamente y le dijo: "Entiendo que puedas sentirte cansado por las mañanas, pero es importante que vengas a la escuela para aprender cosas nuevas y estar con tus amigos". Luciano asintió con tristeza pero prometió hacer un esfuerzo para mejorar su puntualidad.

Al salir de la oficina del director, sintió un poco de alivio al saber que alguien se había preocupado por él. Al día siguiente, Luciano puso su despertador más temprano y se levantó sin problemas. Llegó puntualmente a la escuela y todos sus compañeros lo recibieron con alegría.

Sin embargo, durante esa semana Luciano comenzó nuevamente a faltar a la escuela. Don Eduardo, preocupado por su promesa incumplida, decidió investigar más a fondo. Un día, el director siguió a Luciano cuando salió de la escuela y se encontró con una sorpresa.

Luciano no iba directo a casa después de clases como los demás niños, sino que se dirigía al parque cercano. Don Eduardo se acercó sigilosamente y vio cómo Luciano se sentaba en un banco solitario.

Al acercarse, notó que tenía lágrimas en los ojos. "Luciano ¿qué te pasa?"- preguntó el director preocupado. Luciano levantó la vista y suspiró: "Es que me siento tan solo en la escuela. A veces siento que nadie me entiende".

Don Eduardo se sentó junto a él y le dijo: "Luciano, todos nos sentimos solos alguna vez, pero debes saber que aquí en "Rayitos de Sol" todos somos una gran familia dispuesta a apoyarte".

El director le explicó lo importante que era compartir sus problemas con sus compañeros y maestros para encontrar soluciones juntos. Además, le recordó cuánto lo extrañaban cuando faltaba a clases. Desde ese día, Luciano entendió que no estaba solo y comenzó a abrirse más con sus amigos y maestros.

Descubrió el valor de la amistad y cómo todos podían ayudarse mutuamente. Poco a poco, la tristeza desapareció de "Rayitos de Sol". Los niños volvieron a disfrutar cada día escolar con alegría y entusiasmo renovados.

Desde entonces, Luciano nunca más faltó a la escuela sin una razón válida. Aprendió que compartir sus problemas y confiar en los demás era la clave para superar cualquier dificultad.

Y así, "Rayitos de Sol" volvió a ser el lugar feliz y lleno de risas que siempre había sido, recordando siempre que juntos pueden enfrentar cualquier obstáculo.

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