La amistad construye hogares



Había una vez tres amigos llamados Juan, Marta y Lucas. Ellos vivían en un hermoso pueblo rodeado de un frondoso bosque.

Cada uno de ellos tenía su propia casa: Juan vivía en una casita hecha de paja, Marta en una casa construida con maderas y Lucas en una sólida casa hecha de ladrillos. Un día, mientras paseaban por el bosque, se encontraron con un viejo lobo que estaba hambriento y buscaba algo para comer.

El lobo vio las casas de los tres amigos y decidió acercarse a investigar. El astuto lobo se acercó primero a la casita de paja donde vivía Juan.

Le tocó la puerta y le dijo:"¡Juancito, ábreme la puerta! Tengo mucha hambre y quiero entrar a tu casa". Pero Juan sabía que el lobo era peligroso, así que respondió:"No puedo dejarte entrar porque eres muy feroz. Ve a buscar comida en otro lugar".

El lobo se enfadó mucho y sopló con todas sus fuerzas sobre la casa de paja. La derribó fácilmente y Juan tuvo que salir corriendo hacia la casa de madera de Marta.

Cuando llegó allí, le contó lo sucedido a Marta y juntos decidieron no abrirle al lobo si volvía a aparecer. Pero el astuto animal no se rindió tan fácilmente. El lobo fue hasta la puerta de madera e intentó engañarlos nuevamente:"¡Marta! Soy yo, el abuelito del bosque.

Por favor, déjame entrar, tengo mucho frío y necesito resguardarme". Marta y Juan sabían que el lobo estaba mintiendo. Así que respondieron:"No te creemos, lobo malvado. No te dejaremos entrar".

El lobo se enfureció aún más y decidió soplar con todas sus fuerzas sobre la casa de madera. La derribó en un abrir y cerrar de ojos. Ahora Juan y Marta estaban desesperados, pero Lucas los vio desde su casa hecha de ladrillos.

Lucas era muy inteligente y había construido una cueva secreta dentro de su hogar para guardar sus cosas importantes y mantenerlas a salvo del lobo. Cuando el astuto animal llegó a la puerta de la casa de Lucas, intentó una vez más engañarlos:"¡Lucas! Soy tu amiguito el conejito.

Por favor, déjenme pasar, estoy cansado y necesito descansar". Pero Lucas no cayó en las mentiras del lobo. Respondió con firmeza:"Lobo malo, sé quién eres realmente. No te dejaré entrar".

El lobo se puso furioso e intentó soplar sobre la casa hecha de ladrillos. Pero por más que soplara con todas sus fuerzas, no pudo derribarla. Juan, Marta y Lucas estaban a salvo dentro de la cueva secreta mientras veían al lobo frustrado afuera.

El viejo lobo finalmente se dio por vencido y se marchó del pueblo en busca de comida en otro lugar. Los tres amigos aprendieron una valiosa lección: es importante ser previsores y construir nuestras casas con materiales fuertes y seguros.

Además, no debemos dejarnos engañar por las personas malintencionadas que intentan aprovecharse de nosotros. Desde ese día, Juan, Marta y Lucas siguieron siendo amigos inseparables y siempre estaban dispuestos a ayudarse mutuamente en cualquier situación difícil que pudiera surgir.

Y así termina nuestra historia, recordándonos la importancia de la amistad verdadera y la inteligencia para enfrentar los desafíos de la vida.

FIN.

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