La amistad de Iris y Vera


Una noche, antes de irse a dormir, Fausti y Ludmi estaban muy inquietos. No querían cerrar los ojos y dejar de jugar. Sus padres les dijeron que era hora de dormir, pero ellos seguían saltando en la cama.

"¿Qué podemos hacer para que se duerman rápido?", preguntó el papá. "¡Ya sé! Podemos contarles una historia sobre cómo Iris y Vera se hicieron amigas", sugirió la mamá. Los niños se emocionaron al escuchar esa idea.

Se acurrucaron en sus camas mientras sus padres comenzaban a contar la historia: Había una vez, en un jardín muy grande y hermoso, una perra llamada Iris y una gata llamada Vera.

Iris solía correr por el jardín persiguiendo mariposas mientras Vera descansaba bajo un árbol. Un día, mientras Iris perseguía una mariposa roja brillante, tropezó con una piedra y se lastimó su pata trasera.

Ella comenzó a llorar de dolor cuando Vera se acercó para ver qué había pasado. "¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?", preguntó Vera preocupada. Iris le explicó lo que había sucedido y Vera ofreció ayudarla a regresar a su casa. Desde ese momento, las dos animales se hicieron inseparables amigos.

Pasaban horas jugando juntas en el jardín y si alguna vez alguien trataba de molestarlas, siempre estaban allí para protegerse mutuamente. Fausti y Ludmi prestaron mucha atención durante toda la historia hasta que finalmente cerraron los ojos y se quedaron dormidos.

Al día siguiente, cuando despertaron, lo primero que hicieron fue buscar a Iris y Vera para jugar con ellas. Desde ese día en adelante, Fausti y Ludmi aprendieron la importancia de tener amigos leales y cuidarlos.

Aprendieron que las diferencias no importan cuando hay amor y amistad verdaderos. Y así, todos los días antes de irse a dormir, pedían a sus padres otra historia sobre las aventuras de Iris y Vera.

Al finalizar cada cuento, se dormían felices sabiendo que tenían amigos fieles como ellos dos.

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