La amistad de las estrellas
En una lejana galaxia, dos valientes astronautas, Lucas y Sofía, decidieron embarcarse en una misión especial: explorar los confines del universo. Su nave, la Estrella Brillante, surcaba los cielos con una velocidad asombrosa, y los dos amigos estaban emocionados por las aventuras que les aguardaban.
Un día, mientras observaban las estrellas a través de la ventanilla, Sofía exclamó:
"¡Mirá Lucas! Esa estrella brilla de manera diferente. Vamos a acercarnos."
Con un giro ágil, la nave se dirigió hacia la estrella radiante. Al llegar, descubrieron un nuevo planeta, cubierto de paisajes coloridos y extrañas criaturas. Sus ojos brillaban de asombro al aterrizar en la suave hierba morada del lugar.
"¡Esto es increíble!" dijo Lucas, abriendo la puerta de la nave.
Al descender, se encontraron con un ser fabuloso. Era una criatura con el cuerpo cubierto de escamas brillantes que reflejaban diferentes colores, y tenía ojos grandes y amables.
"Hola, bienvenidos a mi planeta, Zorblax. Soy Zimu, el guardián de este lugar. ¿Qué los trae a esta parte del universo?"
Sofía, siempre curiosa, preguntó:
"¿Cómo es que un planeta tan hermoso como este no estaba en nuestros mapas?"
Zimu sonrió y respondió:
"Este lugar se oculta de los ojos curiosos. Solo los aventureros de corazón puro pueden encontrarlo. Aquí, la amistad y la creatividad son lo más importante."
Lucas y Sofía se miraron con complicidad. Sabían que habían encontrado un lugar especial. Zimu, notando su entusiasmo, continuó:
"Si desean, pueden quedarse y descubrir los secretos de Zorblax. Pero deben prometerme que usarán su conocimiento para ayudar a otros."
Sin pensarlo dos veces, ambos astronautas aceptaron la invitación de Zimu.
"¡Sí, queremos aprender todo lo que podamos!" dijeron al unísono.
Durante días, los tres compartieron aventuras. Zimu les enseñó a hacer maravillas con la energía de las estrellas, a cultivar plantas que sanaban y a crear arte con los colores que brotaban de la tierra.
"¿Sabían que podemos comunicarnos con las plantas?" dijo Zimu un día.
"¡No! ¡Eso es asombroso!" exclamó Sofía, mientras acariciaba una flor que parecía sonreírle.
Pero mientras disfrutaban sus días en Zorblax, Lucas comenzó a notar algo extraño. En el horizonte, una sombra oscura se acercaba.
"¿Qué es eso, Zimu?" preguntó preocupado.
"Es un grupo de seres que no entienden la magia de la amistad. Vienen a robar la felicidad de nuestro hogar."
Sofía y Lucas miraron a Zimu y, decididos, dijeron:
"No podemos permitir que eso pase. ¡Vamos a ayudar!"
Zimu les dio un plan. Juntos, unieron sus fuerzas para crear un campo de energía positiva que rodeara el planeta. Utilizaron sus conocimientos y el arte que habían aprendido para hacer que los seres oscuros se sintieran amados.
"¡La amistad es más fuerte que el miedo!" gritó Lucas mientras lanzaban destellos de luz.
Los seres, al sentir la energía positiva, comenzaron a cambiar. Sus ojos se abrieron y en lugar de tristeza, comenzaron a mostrar curiosidad.
"¿Qué está pasando aquí?" preguntó uno de ellos.
"Esto es el poder de la amistad y la creatividad. Vengan, únanse a nosotros y verán la belleza en todo lo que nos rodea."
Los nuevos amigos aceptaron el ofrecimiento y juntas se crearon nuevos vínculos. Al final, los seres oscuros, ahora transformados, prometieron cuidar del planeta junto a Lucas, Sofía, Zimu y los demás habitantes de Zorblax.
Cuando llegó el momento de partir, Zimu les dijo:
"Siempre serán bienvenidos en mi casa. Recuerden, la amistad y la creatividad pueden cambiar el universo."
"¡Lo prometemos!" respondieron Lucas y Sofía con alegría.
Así, los dos astronautas regresaron a casa con el corazón lleno de nuevos amigos y grandes enseñanzas. Desde entonces, cada noche miran las estrellas y le envían un saludo a su amigo Zimu, sabiendo que la amistad puede brillar incluso en la distancia.
FIN.