La amistad de los valientes


Había una vez en la hermosa provincia de Salta, Argentina, un grupo de amigos llamados Martín, Sofía y Juanito. Eran aventureros y siempre estaban buscando nuevas emociones.

Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su pueblo, escucharon un rumor sobre un antiguo mito que rondaba por la zona: el mito de la llorona. La leyenda decía que la llorona era una mujer fantasmal que vagaba por los ríos y arroyos durante las noches oscuras.

Se decía también que si alguien veía su imagen, quedaría atrapado en un hechizo para siempre. Aunque todos tenían miedo de encontrarse con ella, Martín era especialmente valiente y no creía en esas historias.

Un día soleado, mientras caminaban por el bosque riendo y jugando, se toparon con una vieja casona abandonada. Curiosos como eran, decidieron entrar para explorarla. Al adentrarse en lo más oscuro de la casa, encontraron una antigua fotografía cubierta de polvo.

Sofía fue quien primero vio la foto y exclamó: "¡Miren chicos! ¡Es la llorona!". Todos se acercaron rápidamente para verla mejor. La imagen mostraba a una mujer vestida de blanco con lágrimas en sus ojos.

Martín no le dio importancia al mito y dijo con desdén: "Eso no puede ser real". Pero justo cuando estaba a punto de guardar la foto en su mochila como recuerdo, algo extraño ocurrió.

Una brisa fría invadió la habitación y las ventanas empezaron a cerrarse violentamente. Juanito gritó asustado: "¡Es la llorona! ¡Nos ha encontrado!". Los tres amigos entraron en pánico y corrieron hacia la salida de la casa, pero se encontraron con que las puertas también estaban bloqueadas.

"Miren chicos, creo que nos hemos metido en un problema", dijo Sofía temblando de miedo. Martín, aunque estaba asustado por dentro, recordó su valentía y decidió tomar el control de la situación. "Tranquilos, no podemos dejarnos vencer por el miedo.

Si queremos salir de aquí, debemos enfrentar nuestros propios temores", les dijo Martín a sus amigos. En ese momento, una figura blanca apareció frente a ellos. Era la llorona, con su mirada triste y llena de lágrimas.

Pero algo era diferente esta vez; no parecía malvada ni deseosa de hacerles daño.

Martín se acercó lentamente a ella y le preguntó: "¿Por qué nos has atrapado aquí? ¿Qué quieres?" La llorona respondió con una voz suave y melancólica: "Llevo siglos buscando compañía y alguien que me escuche". Los amigos sintieron compasión por ella y decidieron escuchar su historia. Resulta que la llorona había sido una mujer muy triste en vida porque nunca pudo encontrar el amor verdadero.

Su espíritu vagaba eternamente buscando consuelo. Martín tuvo una idea brillante para ayudarla: "Llorona, te ofrecemos nuestra amistad y nuestro apoyo emocional. No estarás sola más". La llorona sonrió tímidamente y aceptó la oferta de los amigos.

A medida que el tiempo pasaba, Martín, Sofía y Juanito visitaban a la llorona regularmente. Le contaban historias divertidas, le enseñaban canciones alegres y le mostraban cómo disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.

Poco a poco, la llorona comenzó a encontrar consuelo en su nueva amistad. Ya no necesitaba asustar a nadie para sentirse acompañada. Su espíritu se volvió más tranquilo y finalmente encontró paz en el más allá.

Los amigos aprendieron una valiosa lección: nunca juzgar por las apariencias y siempre estar dispuestos a ayudar a los demás, incluso cuando parezcan diferentes o asustados.

Desde entonces, Martín, Sofía y Juanito siguieron siendo grandes amigos y continuaron explorando el mundo con valentía y compasión en sus corazones. Y cada vez que recordaban esa aventura en Salta, sonreían sabiendo que habían hecho una diferencia en la vida de alguien que lo necesitaba.

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