La amistad de Luna y Miedo



Había una vez en el oscuro bosque de Grimblewood, un lugar temido por todos los habitantes del pueblo cercano.

En lo más profundo de aquel bosque vivía Miedo, un ser tenebroso y sombrío que causaba terror a quien se atreviera a acercarse. Un día, llegó al pueblo una valiente niña llamada Luna. A diferencia de los demás habitantes, Luna no le tenía miedo a nada ni a nadie.

Había escuchado historias sobre Miedo y decidió enfrentarlo para descubrir si realmente era tan espantoso como decían. Decidida, Luna se adentró en el bosque de Grimblewood. El camino estaba oscuro y lleno de peligros, pero ella siguió adelante con determinación.

Finalmente, llegó ante la cueva donde vivía Miedo. Al entrar en la cueva, Luna se encontró con una criatura alta y oscura que emitía gruñidos escalofriantes.

A pesar del miedo que sentía en su corazón, Luna se armó de valor y dijo con voz firme:- ¿Por qué asustas a todos en el pueblo? ¿Acaso no tienes algo mejor que hacer que sembrar el terror? Miedo la miró sorprendido. Nadie antes se le había enfrentado de esa manera.

Poco a poco, su expresión tenebrosa fue cambiando hasta convertirse en una mueca curiosa. - Nadie me había hablado así antes -dijo Miedo con voz ronca-. Siempre creí que mi deber era infundir miedo en los demás para protegerme.

Luna comprendió entonces que detrás de aquella apariencia monstruosa se escondía un ser solitario y asustado. Decidió tenderle la mano amistosamente y le propuso:- ¿Por qué no vienes al pueblo conmigo? Seguro encontrarás amigos allí y podrás dejar atrás tu vida de soledad y miedo.

Miedo dudó al principio, pero finalmente aceptó la oferta de Luna. Juntos regresaron al pueblo donde todos quedaron sorprendidos al ver a Miedo acompañando a la valiente niña.

Con el tiempo, Miedo dejó atrás su actitud tenebrosa y sombría para convertirse en un amigo leal y protector para los habitantes del pueblo. Luna enseñó a todos que no hay que dejarse llevar por las apariencias y que siempre hay bondad en cada ser por más oscuro que parezca.

Y así, gracias al coraje y la amabilidad de Luna, Miedo dejó de ser sinónimo de espanto para convertirse en sinónimo de superación y amistad en Grimblewood.

FIN.

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