La amistad de Margarita y Algodón



Había una vez en un hermoso jardín, una dulce flor llamada Margarita y una suave nube llamada Algodón. Margarita era conocida por su belleza y fragancia, mientras que Algodón era admirada por su suavidad y frescura.

Un día, Margarita y Algodón se conocieron y desde ese momento se convirtieron en grandes amigos. Pasaban horas juntos hablando sobre sus sueños y compartiendo risas. Su amistad era tan fuerte que parecía que nada podría separarlos.

Un verano, el sol comenzó a brillar con más fuerza que nunca y el calor se volvió insoportable para Margarita. Se marchitaba rápidamente y temía no poder resistir mucho más tiempo bajo ese intenso calor.

"Algodón, querido amigo, creo que ha llegado mi hora. El sol me está marchitando y siento que pronto moriré", dijo Margarita con tristeza. Algodón, preocupado por su amiga, decidió hacer algo al respecto.

Se acercó a ella lentamente y la rodeó con cuidado, creando una sombra fresca que la protegiera del ardiente sol. "No te preocupes, querida Margarita. Estoy aquí para ti. Juntos superaremos este desafío", le aseguró Algodón con cariño.

Los días pasaron y gracias a la sombra de Algodón, Margarita logró recuperarse poco a poco. Su amistad demostraba ser verdaderamente inquebrantable. Sin embargo, un día oscuro y tormentoso llegó al jardín. Fuertes vientos soplaron llevándose a Algodón lejos de Margarita sin posibilidad de despedirse.

Margarita sintió un profundo dolor al darse cuenta de que su amigo había desaparecido. Lloró lágrimas de tristeza pensando en lo mucho que extrañaba a Algodón. Pero entonces recordó las palabras de su amigo: "Los verdaderos amigos no se abandonan".

Con esa frase resonando en su mente, decidió emprender un viaje en busca de Algodón sin importar los obstáculos que pudiera encontrar en el camino.

Durante días recorrió valles y montañas hasta llegar a lo alto de una colina donde divisó a lo lejos una pequeña nube blanca: ¡Era Algodón! Corrió emocionada hacia él gritando: "¡Algodón! ¡Te encontré!"Al verla llegar tan decidida a buscarlo, Algodón comprendió cuánto significaba para él la amistad con Margarita.

Se abrazaron con alegría sabiendo que juntos podrían superarlo todo. Desde ese día, Margarita aprendió la importancia del amor verdadero y la amistad incondicional.

Ella entendió que aunque los caminos puedan separarnos físicamente de nuestros seres queridos o amigos especiales; si el cariño es sincero e intenso siempre encontrará formas creativas para volvernos a reunir ya sea física o sentimentalmente como ocurrió entre ellos dos.

FIN.

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