La amistad de Margarita y Olivia


Había una vez en el bosque un grupo de animales muy amigables. Entre ellos estaba la lechuza Margarita, quien era muy inteligente y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus amigos.

Un día, mientras volaba por el bosque, la lechuza Margarita vio algo moviéndose en el suelo. Al acercarse, descubrió que era una pequeña oruga verde. - Hola amiguita, ¿cómo te llamas? -preguntó Margarita con curiosidad. - Me llamo Olivia -respondió tímidamente la oruga-.

Soy nueva en este bosque y no sé cómo llegar a mi hogar. Margarita se ofreció a acompañarla y juntas comenzaron a caminar por el bosque.

En el camino, se encontraron con varios animales que las saludaban:- ¡Hola Margarita! ¿Quién es tu nueva amiga? -preguntó un búho sabio. - Hola don Búho, ella es Olivia. Es nueva en nuestro bosque y estoy ayudándola a encontrar su hogar -explicó Margarita sonriendo.

El búho les dio algunas indicaciones para llegar al hogar de Olivia y las dos amigas siguieron su camino. Sin embargo, cuando llegaron al lugar indicado, descubrieron que había un gran charco de agua entre ellas y el hogar de Olivia.

Olivia comenzó a lloriquear triste porque no sabía cómo atravesarlo sin mojarse toda. Fue entonces cuando Margarita tuvo una idea brillante:- Espera aquí un momento -le dijo a Olivia-, ya vuelvo. La lechuza fue rápidamente al río más cercano y recogió una hoja grande.

Luego, volvió con su amiga y le dijo:- Sube a la hoja, así te llevo hasta el otro lado del charco. Olivia subió a la hoja y Margarita comenzó a volar lentamente hacia el otro lado.

Sin embargo, cuando estaban en medio de la travesía, un fuerte viento sopló y la hoja comenzó a moverse peligrosamente. - ¡Agárrate bien Olivia! -gritaba Margarita mientras intentaba mantener el equilibrio. Finalmente, lograron llegar al otro lado sanas y salvas.

Olivia estaba muy feliz por haber encontrado su hogar gracias a su nueva amiga Margarita. Desde entonces, las dos se convirtieron en grandes amigas y siempre se ayudaban mutuamente en todo lo que necesitaban.

La lechuza aprendió que no importa lo pequeño o vulnerable que parezca alguien, siempre hay algo que puedes hacer para ayudarlo. Y así fue como Margarita se hizo amiga de una oruga y juntas demostraron que la verdadera amistad puede superar cualquier obstáculo.

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