La amistad de Matías



Había una vez, en un tranquilo campo argentino, un campesino llamado Juan. Todos los días, Juan trabajaba arduamente cultivando sus tierras y cuidando de sus animales. Un día, mientras realizaba su rutina diaria, algo inusual llamó su atención.

Entre las altas hierbas del campo, vio a un gato y una culebra enfrentándose ferozmente. El valiente gato luchaba con todas sus fuerzas para protegerse de la culebra venenosa que intentaba atacarlo.

Juan se acercó rápidamente al lugar y exclamó: "¡Alto! ¡Dejen de pelear!". Tanto el gato como la culebra se detuvieron sorprendidos por la presencia del campesino. El gato, llamado Matías, era conocido por ser el mejor cazador del campo.

Era valiente y siempre estaba dispuesto a proteger a los demás animales de cualquier peligro. La culebra, por otro lado, había sido expulsada injustamente de su hogar por otros animales temerosos de su veneno.

Juan miró fijamente a ambos animales y les dijo: "Está claro que ustedes dos son muy fuertes e inteligentes. ¿No creen que podrían usar esas habilidades para ayudarse mutuamente en lugar de pelear?"Matías bajó la guardia y respondió: "Nunca había pensado en ello". La culebra asintió tímidamente.

El campesino continuó hablando: "Imaginen cuánto podrían lograr si trabajan juntos en lugar de luchar entre ustedes.

Matías podría utilizar su astucia para cazar roedores y proteger a la culebra de otros depredadores, mientras que ella podría mantener alejados a los animales que quieran lastimar al gato". Ambos animales se miraron el uno al otro, reflexionando sobre las palabras del campesino. Finalmente, Matías extendió su pata hacia la culebra y dijo: "Está bien, trabajemos juntos".

A partir de ese momento, Matías y la culebra formaron un equipo incomparable. Juntos, cazaban ratones y protegían a los demás animales del campo. La fama de su amistad se extendió rápidamente por todo el lugar.

El ejemplo de Matías y la culebra inspiró a otros animales del campo. Comenzaron a darse cuenta de que trabajar en equipo era mucho más efectivo que luchar entre ellos mismos.

Los pájaros construyeron nidos seguros para proteger a sus crías, las hormigas colaboraron para recolectar alimentos más rápido y los conejos compartieron sus madrigueras con otros animales necesitados. La paz y armonía reinaron en el campo gracias al valiente acto de dos seres aparentemente opuestos como Matías y la culebra.

El campesino Juan sonrió orgulloso al ver cómo todos aprendieron una importante lección sobre la importancia del trabajo en equipo.

Desde aquel día, cada vez que alguien recordaba aquella pelea entre el gato y la culebra, también recordaban cómo esa rivalidad se convirtió en una gran amistad que cambió para siempre el destino del tranquilo campo argentino.

FIN.

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