La amistad de Mirta


Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo perdido entre montañas y bosques, existía una casa embrujada. En esa casa vivía una momia llamada Mirta. A pesar de su aspecto aterrador, Mirta era una momia muy amable y divertida.

Un día, llegó al pueblo una familia con dos niños curiosos llamados Juan y Sofía. Escucharon los rumores sobre la casa embrujada y decidieron investigar. Al acercarse a la casa, vieron a Mirta asomándose por la ventana.

Los niños sintieron miedo al principio, pero Mirta les sonrió amablemente y los invitó a entrar. "¡Hola! Soy Mirta, la momia que vive aquí. ¿Quieren ser mis amigos?" -dijo Mirta con entusiasmo.

Juan y Sofía se miraron sorprendidos, pero luego asintieron tímidamente. Mirta les mostró todos los rincones de la casa embrujada y les contó cómo había llegado allí hace muchos años. "¿Por qué todos te tienen miedo si eres tan simpática?" -preguntó Juan con curiosidad.

Mirta suspiró y explicó que las personas solían juzgarla por su apariencia sin darle la oportunidad de demostrar quién era realmente. Los días pasaron y Juan, Sofía y Mirta se convirtieron en grandes amigos.

Juntos exploraban el bosque, buscaban tesoros escondidos e incluso organizaban fiestas en la casa embrujada. Un día, mientras jugaban en el jardín trasero de la casa, escucharon gritos desesperados provenientes del pueblo.

Corrieron hacia allí y descubrieron que un incendio había comenzado en una de las casas cercanas. Sin dudarlo, Mirta corrió hacia el incendio junto a Juan y Sofía. Con valentía, usaron mantas mojadas para sofocar las llamas hasta que los bomberos llegaran.

La gente del pueblo quedó impresionada al ver a la momia salvando vidas en lugar de causar terror. A partir de ese día, todos cambiaron su percepción sobre Mirta y le dieron un lugar especial en sus corazones.

La historia de cómo una momia viviendo en una casa embrujada se convirtió en heroína inspiró a todos a no juzgar por las apariencias y darle una oportunidad a aquellos que son diferentes.

Y así fue como Mirta encontró amistad verdadera gracias a dos valientes niños que vieron más allá de su envoltura de lino.

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