La amistad de Mishi y Rocky


Había una vez en las calles de Buenos Aires un gato llamado Mishi y un perro callejero llamado Rocky.

Mishi era un gato negro con ojos amarillos, mientras que Rocky era un perro mestizo de color marrón oscuro con una cicatriz en su pata delantera derecha. Mishi y Rocky se encontraron por casualidad cuando ambos buscaban comida en la misma basura.

Al principio, Mishi tenía miedo de Rocky porque había escuchado historias terribles sobre los perros callejeros, pero pronto descubrió que él no era como los demás. "Hola, ¿qué haces aquí?", preguntó Rocky amablemente. "Estoy buscando algo para comer", respondió Mishi tímidamente. Rocky notó que el gato estaba muy delgado y decidió compartir su comida con él.

A partir de ese momento, comenzaron a verse regularmente para buscar comida juntos y jugar por las calles. Sin embargo, no todo fue fácil para ellos.

Un día mientras buscaban alimento en una zona peligrosa de la ciudad fueron atacados por otros animales callejeros más grandes que ellos. Mishi se asustó mucho pero Rocky defendió a su amigo valientemente hasta lograr ahuyentarlos.

Después de ese incidente, Mishi entendió lo importante que era tener amigos leales y valientes como Rocky. Desde entonces comenzaron a protegerse mutuamente sin importar las dificultades que tuvieran que enfrentar. Con el tiempo, los dos amigos descubrieron algo increíble: podían ganarse la vida juntos gracias a sus habilidades especiales.

Mishi resultaba ser excelente cazador de ratones mientras que Rocky tenía un buen olfato para detectar comida en la basura. Así, comenzaron a trabajar juntos y ganar dinero para comprar su propia comida.

Con el tiempo, Mishi y Rocky se convirtieron en los mejores amigos de la calle, inspirando a otros animales callejeros a seguir su ejemplo. Aprendieron que no importa lo diferentes que parezcamos, siempre hay algo en común que nos une.

"Gracias por ser mi amigo", dijo Mishi abrazando a Rocky. "No hay de qué preocuparse amigo mío. Siempre estaré aquí contigo", respondió Rocky con una sonrisa.

Y así fue como Mishi y Rocky demostraron al mundo que la amistad verdadera puede superar cualquier obstáculo y hacer posible lo imposible.

Dirección del Cuentito copiada!