La amistad de Mishi y Rocky



Había una vez en una casa un gato llamado Mishi y un perro llamado Rocky. Mishi y Rocky no se llevaban nada bien. Siempre estaban peleando, rompiendo cosas y haciendo desastres por toda la casa.

Un día, la situación entre Mishi y Rocky llegó a su punto más crítico. Durante una de sus peleas, el perro Rocky lastimó al pobre gato Mishi.

El dueño de la casa, cansado de ver tanta discordia entre sus mascotas, decidió tomar cartas en el asunto. - ¡Esto se acabó! ¡No puedo seguir permitiendo que se lastimen mutuamente! - exclamó el dueño con firmeza.

Mishi estaba muy triste por haber sido lastimado por Rocky, pero también se sentía arrepentido por todas las veces que había provocado problemas en la casa junto con el perro. El dueño decidió separar a los animales durante un tiempo para que pudieran reflexionar sobre su comportamiento.

Mishi fue colocado en una habitación aparte donde pudo descansar y recuperarse de sus heridas, mientras que Rocky quedó afuera en el jardín. Los días pasaron y tanto Mishi como Rocky extrañaban jugar juntos a pesar de todo.

El gato reflexionó sobre cómo su actitud conflictiva solo causaba daño tanto a él como a los demás, incluido su amigo canino. Por otro lado, Rocky entendió lo importante que era controlar su fuerza al jugar para no lastimar a otros seres queridos.

Finalmente, el dueño decidió darles una oportunidad para reconciliarse. Colocó a Mishi y a Rocky juntos nuevamente bajo supervisión para ver si podían convivir pacíficamente.

Al principio hubo cierta tensión entre los dos animales, pero poco a poco fueron recordando los momentos felices que habían compartido juntos antes de todas las peleas. Se miraron a los ojos y sin decir palabra alguna entendieron que debían dejar atrás las diferencias del pasado. Desde ese día, Mishi y Rocky aprendieron a respetarse mutuamente.

Comenzaron a trabajar en equipo para cuidar la casa y divertirse juntos sin causar destrozos ni lastimarse nunca más.

La lección quedó grabada en sus corazones: la importancia de la amistad, el respeto y la tolerancia hacia aquellos que son diferentes a nosotros. Y así, el gato Mishi y el perro Rocky demostraron que incluso las relaciones más complicadas pueden transformarse cuando hay voluntad de cambio y amor verdadero entre ambos.

FIN.

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