La amistad de Perla, Saúl e Ismael



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, dos niños muy especiales llamados Saúl y Ismael. Eran mejores amigos desde que eran bebés y compartían todo juntos: juegos, risas y aventuras.

Pero un día, algo inesperado sucedió: ambos se enamoraron de la misma niña llamada Perla. Perla era una niña dulce y amable que vivía en el vecindario de Saúl e Ismael.

Tenía ojos brillantes como el sol y una sonrisa que iluminaba a todos los que la rodeaban. Su cabello rizado caía sobre sus hombros como cascadas de oro. Era imposible no enamorarse de ella. Desde ese día, Saúl e Ismael comenzaron a competir por la atención de Perla.

Ambos intentaban impresionarla con regalos, poemas y canciones. Pero Perla siempre se mostraba amigable con ambos, sin mostrar preferencia por ninguno.

Un día, mientras caminaban por el parque juntos, Saúl tuvo una idea para resolver su dilema: —"Ismael" , dijo emocionado, "¿qué te parece si le pedimos a Perla que sea nuestra amiga? Podemos compartir su compañía sin pelear entre nosotros". Ismael reflexionó sobre las palabras de su amigo y finalmente asintió con entusiasmo.

Juntos fueron hacia donde estaba Perla sentada en un banco observando las nubes pasar. —"Perla" , comenzó Saúl con nerviosismo mientras sostenía una flor en sus manos, "hemos decidido dejar atrás nuestras diferencias y queremos ser tus amigos".

Ismael asintió detrás de él, sosteniendo un dibujo que había hecho especialmente para ella. Perla sonrió y aceptó su propuesta. "Me encantaría ser amiga de los dos", dijo con alegría. "Creo que podemos tener momentos maravillosos juntos".

A partir de ese día, Saúl, Ismael y Perla se convirtieron en inseparables. Juntos exploraban el pueblo, construían castillos de arena en la playa y jugaban al escondite en el parque. Descubrieron que no era necesario competir por la atención de alguien cuando podían compartir su amistad.

Un día, mientras jugaban a las escondidas en el bosque cercano, Saúl tropezó y se lastimó el pie. Ismael corrió a buscar ayuda mientras Perla cuidaba del herido.

Fue entonces cuando Saúl se dio cuenta de lo importante que eran ambos para él. Cuando Ismael regresó con ayuda, los tres amigos fueron al médico para asegurarse de que el pie de Saúl estuviera bien.

Durante ese tiempo, Saúl le agradeció profundamente a Ismael por su rápida respuesta y preocupación. Desde ese día, los tres amigos aprendieron una valiosa lección: la verdadera amistad va más allá del amor romántico o la rivalidad. La verdadera amistad es estar ahí uno para otro cuando más se necesita.

Y así fue como Saúl e Ismael dejaron atrás sus deseos románticos por Perla y fortalecieron aún más su amistad. Juntos disfrutaron cada momento compartido con ella sin pelear ni competir nunca más.

Y a medida que crecían, Saúl e Ismael descubrieron que el verdadero amor no es solo por una persona, sino por todos aquellos que nos acompañan en nuestra vida.

Y en Villa Alegre, la amistad de Saúl, Ismael y Perla se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los niños del pueblo.

FIN.

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