La amistad de Sofía y el conejito
Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado de bosques.
A Sofía le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas, así que pasaba la mayor parte de su tiempo libre jugando en los alrededores de su casa. Un día, mientras caminaba por el bosque, vio a un conejo blanco corriendo asustado. El conejo se escondió detrás de unos arbustos y parecía estar muy asustado.
Sofía se acercó con cuidado y le habló:- ¿Estás bien? Pareces asustado -dijo Sofía con ternura. El conejo miró a Sofía con sus grandes ojos brillantes y respondió:- ¡Oh! Estoy tan asustado. Un lobo me persigue desde hace días y no sé qué hacer.
Sofía sintió compasión por el conejo y decidió ayudarlo. - No te preocupes, Conejito. Yo te protegeré del lobo. Vamos a mi casa donde estarás seguro -dijo Sofía decidida.
Sofía llevó al conejito a su hogar y lo puso en una caja cómoda llenita de heno para que pudiera descansar tranquilamente. Pero cuando llegaron, escucharon un ruido proveniente del exterior: era el lobo. - ¡Rápido! Tenemos que escondernos -susurró Sofía mientras tomaba la mano del conejito.
Ambos se escondieron debajo de la cama justo antes de que el lobo entrara en la habitación. El lobo olfateó el aire pero no encontró ningún rastro del conejo. Frustrado, se fue.
Sofía y el conejito salieron de su escondite y respiraron aliviados. - Gracias por salvarme, Sofía. Eres muy valiente -dijo el conejito con gratitud. - No hay de qué preocuparse, Conejito. Siempre estaré aquí para protegerte -respondió Sofía sonriendo.
Desde ese día, Sofía y el conejito se convirtieron en grandes amigos inseparables. Juntos exploraban el bosque, jugaban a las escondidas y contaban historias bajo la luz de la luna.
Un año después, cuando Sofía estaba paseando con el conejo por el bosque una vez más, encontraron al lobo herido en un arbusto. - ¡Oh no! El lobo está lastimado. Debemos ayudarlo -exclamó Sofía preocupada. Sofía cuidó del lobo hasta que se recuperó completamente.
Durante ese tiempo, descubrió que el lobo solo perseguía al conejo porque tenía hambre y no sabía cómo conseguir comida de otra manera. Después de curar al lobo, los tres animales empezaron a pasar tiempo juntos.
El conejo ya no tenía miedo del lobo y juntos aprendieron importantes lecciones sobre la amistad y la compasión. Con el tiempo, todos los animales del bosque aprendieron a vivir en armonía gracias a la amistad entre Sofía, el conejo y el lobo.
Y así fue como este pequeño pueblo se convirtió en un lugar lleno de paz y amor donde todos los animales podían vivir felices para siempre. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.
FIN.