La amistad de Sofía y Valentina
Había una vez en un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, una niña llamada Sofía. Sofía era una niña alegre, curiosa y muy amigable.
Le encantaba jugar con sus amigos en el parque, correr por los campos y explorar nuevos lugares. Un día, mientras jugaba en el parque, vio a una niña llamada Valentina. Valentina tenía unos ojos brillantes y una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor.
Desde ese momento, Sofía sentía algo especial cada vez que veía a Valentina. No entendía muy bien qué era lo que le pasaba, pero sabía que se sentía feliz cuando estaba cerca de ella.
"¡Hola! ¿Quieres ser mi amiga?" -le preguntó Sofía tímidamente a Valentina. Valentina respondió con una gran sonrisa: "¡Claro! Me encantaría ser tu amiga. "Desde ese día, Sofía y Valentina se volvieron inseparables. Jugaban juntas todos los días, se contaban secretos y se apoyaban en todo momento.
Sin embargo, Sofía seguía sintiendo algo diferente cuando estaba con Valentina, algo que no lograba entender del todo. Un día, mientras caminaban juntas por el bosque detrás del pueblo, Sofía decidió hablar con Valentina sobre lo que estaba sintiendo.
"Valentina, hay algo que quiero contarte. " -dijo Sofía nerviosa. "Dime Sofi, puedes confiar en mí. " -respondió Valentina con cariño. Sofía respiró hondo y finalmente dijo: "Cuando estoy contigo siento algo especial, algo diferente... no sé cómo explicarlo.
"Valentina la miró tiernamente y le dijo: "Sofi, creo saber de qué estás hablando. A veces dos personas pueden sentir algo más allá de la amistad... puede ser cariño o afecto especial.
"Sofía la miró sorprendida: "¿Entonces eso significa que me gustas de otra manera?"Valentina asintió con una sonrisa: "Sí, significa que quizás sientes atracción hacia mí de una forma distinta a como uno suele sentirse con un amigo.
"Las dos niñas se abrazaron y siguieron caminando por el bosque mientras charlaban sobre lo importante que era aceptar los sentimientos propios y respetar los de los demás. Con el tiempo, Sofía fue comprendiendo mejor sus emociones y aprendió a aceptarse tal como era.
Descubrió que no había nada malo en sentirse atraída por otra persona del mismo sexo y que lo más importante era quererse a sí misma tal como era.
Y así fue como Sofía vivió feliz siendo quien realmente era junto a su querida amiga Valentina; disfrutando cada día sin miedo al qué dirán ni prejuicios absurdos. Porque al final del día lo único importante es ser auténtico consigo mismo y rodearse de personas que nos acepten tal como somos.
FIN.