La amistad de Villa Esperanza



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde todos los niños estaban emocionados por empezar el primer día de clases en la escuela "Rayito de Sol".

El sol brillaba con fuerza y el aire se llenaba de risas y nerviosismo. En la clase de primer grado, la maestra Clara recibió a sus nuevos alumnos con una sonrisa cálida.

Los niños se miraban entre ellos, algunos con caritas asustadas y otros con ansias de comenzar esta nueva etapa. En ese grupo estaba Sofía, una niña tímida pero muy curiosa que llevaba su mochila llena de lápices de colores y cuadernos relucientes. - ¡Buenos días! Soy la señorita Clara, su maestra este año.

¿Cómo están todos? -dijo la maestra con alegría. - ¡Bien! -respondieron los niños al unísono. Durante la mañana, los pequeños realizaron actividades para conocerse mejor: juegos divertidos, cuentos animados y dibujos para decorar el aula.

Sofía se acercó a Martín, un niño travieso con pecas en la cara. - ¿Te gustaría ser mi amigo? -preguntó tímidamente Sofía. - ¡Claro que sí! Podemos jugar juntos en el recreo -respondió Martín con una gran sonrisa.

La jornada transcurría entre aprendizajes y risas cuando, de repente, alguien tocó la puerta. Era Lucas, un niño nuevo que acababa de mudarse al pueblo. Tenía grandes ojos verdes y una mirada triste que contrastaba con su rostro pálido. - Hola...

soy Lucas -dijo tímidamente mientras entraba al salón. La señorita Clara lo recibió calurosamente y le asignó un lugar al lado de Sofía. La niña le dedicó una sonrisa amigable que iluminó el rostro del nuevo compañero. - Bienvenido, Lucas.

Estamos felices de tenerte aquí -expresó Sofía con ternura. Lucas asintió tímidamente y se sentó junto a sus nuevos amigos. Durante el almuerzo en el patio, Martín propuso jugar a las escondidas para integrar a Lucas al grupo.

Todos corrieron entre risas y complicidades hasta que llegó el momento del regreso a clase. Por la tarde, la señorita Clara propuso una actividad especial: cada niño debía escribir en un papel qué esperaban aprender durante ese año escolar.

Sofía plasmó palabras como —"amistad" , —"creatividad"  y "aprender cosas nuevas", mientras Martín escribió sobre "diversión", —"aventuras"  y "hacer muchos amigos". Cuando le llegó el turno a Lucas, él titubeó unos segundos antes de escribir en su hoja las palabras: "encontrar mi lugar".

La maestra leyó cada mensaje en voz alta frente al grupo e invitó a todos a reflexionar sobre sus deseos para el futuro cercano.

Al finalizar esa primera jornada escolar llena de emociones encontradas, Sofía tomó la mano tanto de Martín como de Lucas y les dijo:- Juntos podemos lograr todo lo que nos propongamos este año. Somos un equipo fuerte y valiente capaz de enfrentar cualquier desafío si lo hacemos juntos.

Los tres niños se abrazaron formando un círculo lleno de energías positivas mientras observaban cómo caía lentamente el sol detrás del horizonte pintando el cielo anaranjado del atardecer más hermoso jamás visto en Villa Esperanza.

FIN.

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