La Amistad del Corazón



Había una vez una chica muy bella de trece años llamada Tiara, que siempre llevaba consigo una sonrisa en su rostro. Su alegría era contagiosa y llenaba de energía a todos los que la rodeaban.

En su escuela, había un chico un poco tímido llamado Luis, quien estaba profundamente enamorado de Tiara. Siempre la observaba desde lejos pero no se atrevía a hablarle.

Sin embargo, había otro chico llamado Sebastián que constantemente hablaba con ella y eso molestaba mucho a Luis. Un día, mientras Tiara jugaba en el parque con sus amigos, Sebastián se acercó y comenzó a hacerle bromas divertidas. Todos reían y disfrutaban de su compañía.

Esto hizo que Luis sintiera aún más celos y tristeza. Luis decidió buscar consejo con su abuelo Don Manuel, quien siempre tenía palabras sabias para él.

Le contó sobre su amor por Tiara y cómo se sentía molesto por la presencia constante de Sebastián cerca de ella. Don Manuel escuchó atentamente a Luis y luego le dijo: "Luisito, el amor no es algo fácil ni predecible. A veces tenemos que enfrentar situaciones difíciles como esta para aprender importantes lecciones".

Luis miró confundido a su abuelo y preguntó: "¿Qué quieres decir?"Don Manuel sonrió cariñosamente y respondió: "Amar significa desear lo mejor para esa persona especial sin importar las circunstancias. No debes sentirte amenazado o molesto por la amistad entre Tiara y Sebastián".

Luis reflexionó sobre las palabras de su abuelo y decidió seguir su consejo. Al día siguiente, en la escuela, se acercó a Tiara con una sonrisa sincera y le preguntó si podía unirse a ellos en el juego.

Tiara, sorprendida pero feliz, aceptó encantada. A medida que pasaban los días, Luis demostraba ser alguien divertido y amable. Pronto, tanto Tiara como Sebastián descubrieron lo maravilloso que era tenerlo como amigo.

Con el tiempo, Luis dejó de sentir celos y se dio cuenta de que no era necesario competir por la atención de Tiara. Los tres se convirtieron en inseparables amigos y disfrutaban juntos de cada momento compartido.

Esta historia nos enseña que el amor verdadero no es egoísta ni posesivo. A veces debemos aprender a dejar ir nuestras inseguridades para permitir que las relaciones florezcan y crezcan.

La amistad genuina puede superar cualquier obstáculo si aprendemos a confiar y apreciar a aquellos que están cerca de nosotros. Y así fue como Luis comprendió la importancia del amor desinteresado y cómo la amistad puede unir corazones sin importar las circunstancias. Desde ese día en adelante, siempre llevó consigo esa valiosa lección en su corazón.

FIN.

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