La amistad del león vegetariano
Había una vez un león llamado Tincho que vivía en la selva. A diferencia de los demás leones, a Tincho le encantaba comer frutas y verduras.
Mientras sus compañeros se deleitaban con grandes banquetes de carne, él prefería disfrutar de las deliciosas manzanas, zanahorias y uvas. Un día, mientras caminaba por el bosque en busca de su comida favorita, Tincho escuchó un ruido extraño proveniente de un árbol cercano.
Se acercó sigilosamente y se dio cuenta de que había un pequeño pajarito atrapado entre las ramas. - ¡Ayuda! - pió el pajarito con voz temblorosa - ¡No puedo volar! Tincho no dudó ni un segundo y decidió ayudar al pajarito.
Usando su fuerza, rompió las ramas que lo aprisionaban y liberó al pájaro. - ¡Muchas gracias! - trinó el pajarito emocionado - Eres muy valiente y amable. - No hay de qué - respondió Tincho sonriendo -, solo estaba haciendo lo correcto.
El pájaro, agradecido por la ayuda recibida, decidió acompañar a Tincho durante su búsqueda de frutas y verduras. Juntos recorrían la selva en busca de los mejores alimentos naturales que podían encontrar.
Un día, mientras exploraban una parte desconocida del bosque, encontraron una gran cascada rodeada por arbustos llenos de exquisitas moras silvestres. - ¡Mira qué hermosa vista! - exclamó el pájaro admirando la cascada - Y además, esas moras se ven deliciosas. Tincho asintió y ambos se acercaron a reagarrar las moras.
Pero justo cuando estaban a punto de probarlas, un grupo de monos apareció y comenzó a arrojarles bananas.
- ¡Vayanse de aquí! - gritó el mono líder - ¡Estas moras son nuestras! Tincho y el pajarito intentaron explicar que solo querían comer frutas naturales como siempre lo hacían, pero los monos no les creyeron y los persiguieron por la selva. Corrieron y corrieron hasta llegar a un río. Sin salida, Tincho pensó rápidamente en una solución.
Vio un árbol alto con ramas bajas colgando sobre el agua. - ¡Rápido! - dijo Tincho al pájaro -, sube a ese árbol y espera ahí arriba hasta que los monos se vayan.
El pájaro voló rápidamente hacia el árbol mientras Tincho distraía a los monos para darle tiempo suficiente para escapar. Finalmente, los monos se cansaron y regresaron a su territorio.
Tincho nadó hasta donde estaba el pájaro en el árbol y juntos se sentaron sobre una rama alta para descansar. Desde allí podían ver la hermosa vista del río y disfrutar del aroma dulce de las moras silvestres. - Gracias por ayudarme nuevamente - dijo el pajarito mirando a Tincho -, eres verdaderamente valiente y generoso.
- No hay problema - respondió Tincho sonriendo -. A veces, hacer lo correcto puede meternos en problemas, pero siempre vale la pena ayudar a los demás.
A partir de ese día, Tincho y el pajarito se convirtieron en grandes amigos. Juntos aprendieron que no importa qué tan diferentes sean, siempre pueden encontrar una manera de ayudarse mutuamente y disfrutar de las cosas simples y saludables que la naturaleza tiene para ofrecer.
Y así, Tincho el león siguió comiendo frutas y verduras mientras compartía su sabiduría con todos los animales de la selva, demostrando que cada uno puede elegir su propio camino y encontrar amistad en donde menos lo espera.
FIN.