La amistad del unicornio


Había una vez una pequeña niña llamada Florencia, quien vivía en un hermoso pueblo rodeado de montañas y flores de colores. Florencia era muy curiosa y siempre estaba explorando su entorno con una sonrisa en su rostro.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Florencia vio algo que la dejó sin aliento: ¡un unicornio! El animal mágico la miró con sus grandes ojos y ella sintió que se le llenaba el corazón de ilusión.

"-¡Hola! ¿Cómo te llamas?", preguntó Florencia emocionada. El unicornio no hablaba, pero se acercó a ella y le permitió acariciar su crin dorada. A partir de ese momento, Florencia visitaría al unicornio todos los días para jugar con él y sentirse feliz.

Sin embargo, un día llegó al bosque un cazador furtivo que quería atrapar al unicornio para venderlo en el mercado negro. Al ver a los dos amigos juntos, decidió tenderles una trampa.

Cuando Florencia regresó al bosque esa tarde, encontró al unicornio atrapado en una red. Llorando desconsoladamente intentó liberarlo sin éxito alguno. "-¿Qué te pasa amiga? ¿Por qué lloras?" preguntaron unos animales del bosque que pasaban por allí.

"-El cazador furtivo ha atrapado a mi amigo el Unicornio", respondió entre sollozos la niña. Los animales formaron un círculo a su alrededor y comenzaron a trabajar juntos para salvar al pobre animal mágico. Con mucha astucia y trabajo en equipo, finalmente lograron liberar al unicornio.

Florencia aprendió que las amistades verdaderas son muy valiosas y que cuando se trabaja juntos como un equipo, todo es posible. Y aunque el dolor de ver a su amigo atrapado fue grande, la alegría de haberlo salvado era aún mayor.

Desde ese día en adelante, Florencia y el unicornio continuaron explorando juntos el bosque con una nueva perspectiva sobre la importancia del amor y la amistad verdadera.

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