La amistad en Açaí Express


Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, tres amigas muy especiales: Kiara, Valeria y Rae. Ellas eran inseparables y les encantaba pasar tiempo juntas.

Un día decidieron ir a Açaí Express a disfrutar de unos deliciosos açaís y pasar un rato divertido. Al llegar al lugar, las tres amigas se sentaron en una mesa cerca de la ventana. Estaban emocionadas por probar los diferentes sabores de açaí que ofrecía el lugar.

Mientras esperaban sus pedidos, comenzaron a hacer monerías y reírse sin parar. - ¡Este lugar es genial! - exclamó Kiara mientras daba vueltas en su silla. - Sí, me encanta venir aquí con ustedes dos.

Siempre la pasamos tan bien juntas - dijo Valeria sonriendo. - ¡Miren lo que puedo hacer con este sorbete! - gritó Rae mientras hacía malabares con el sorbete de su açaí. Las tres amigas seguían divirtiéndose y disfrutando de su tarde juntas.

De repente, vieron entrar a un niño triste que miraba el menú con cara de indeciso. - Chicas, ¿vieron al niño que acaba de entrar? Parece estar solo y triste - comentó Kiara preocupada. - Sí, pobrecito.

Deberíamos invitarlo a unirse a nosotras - sugirió Valeria con empatía. Las tres amigas se acercaron al niño y le ofrecieron compartir su mesa y su comida.

El niño, llamado Martín, aceptó tímidamente la invitación y pronto empezó a sentirse más feliz en compañía de las chicas. - ¿Te gusta jugar? Podemos enseñarte algunos juegos divertidos después de comer - propuso Rae entusiasmada. Martín asintió con una sonrisa tímida y comenzaron a jugar juntos.

Pronto olvidó por qué estaba triste al principio y se sumergió en la diversión junto a sus nuevas amigas. Después de pasar una tarde llena de risas, juegos y buena compañía, las cuatro niños se despidieron con abrazos cálidos y promesas de volver a encontrarse pronto en Açaí Express.

Desde ese día, Kiara, Valeria, Rae y Martín se convirtieron en amigos inseparables e inspiraron a otros niños a ser amables, empáticos y siempre estar dispuestos a hacer nuevos amigos para llenar sus días de alegría compartida.

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