La Amistad en Asís
Era el año 1224 y en la pintoresca ciudad de Asís, Italia, vivía un pequeño niño llamado Panchito. Panchito era un niño curioso y aventurero, siempre estaba en busca de nuevas experiencias. Su mejor amigo, un burrito llamado Jusepe, era su compañero inseparable. Juntos, recorrían las colinas y los caminos empedrados de Asís, explorando la belleza de la naturaleza y compartiendo risas.
Un día, mientras jugaban en el campo, se encontraron con un letrero que decía: "Gran Feria de Asís – El Doble de Diversión y Compras en el Mercado del Mall".
"¡Mirá, Jusepe! ¡Una feria! Suena emocionante", exclamó Panchito, sus ojos brillando de emoción.
"Sí, Panchito, pero... ¿qué es un mall?", preguntó Jusepe, moviendo sus grandes orejas.
"No estoy seguro, pero parecen haber muchas cosas para comprar. Parece que puede ser divertido", contestó Panchito.
Decidieron que irían a la feria para investigar. Cuando llegaron al mall, lo que encontraron los sorprendió: una enorme estructura llena de luces brillantes, juegos, y muchos puestos que vendían de todo.
"¡Guau! Esto es impresionante", dijo Panchito asombrado.
"Sí, pero... no me gusta el bullicio de la gente", murmuró Jusepe, un poco asustado por la multitud.
"No te preocupes, amigo. Solo necesitamos estar juntos", le respondió Panchito, tratando de calmarlo.
Mientras paseaban, se dieron cuenta de que había un juego llamado "La Búsqueda del Tesoro" que prometía un increíble premio: un gran carrito de golosinas. Panchito, emocionado, quería jugar:
"¡Vamos, Jusepe! ¡Podríamos ganar!"
"Pero Panchito, ¿y si no ganamos? Además... no me gusta que la gente me empuje aquí", insistió Jusepe, mirando ansiosamente a su alrededor.
"No importa, lo importante es que estamos juntos. ¡Vamos, confía en mí!", lo animó Panchito.
Jugaron en la Búsqueda del Tesoro, pero las cosas no salieron como esperaban. Un niño mayor, al ver que estaban buscando con tanto esfuerzo, decidió jugarles una broma pesada. Les robó la pista que habían encontrado.
"¡Eso no se hace!", gritó Panchito, intentando alcanzar al niño.
"No lo seguimos más, Panchito. Solo nos hacen reír a nuestras costillas", dijo Jusepe, un poco triste.
"No, Jusepe. Nuestro esfuerzo no puede ser en vano. ¡Volvamos a buscar!", dijo Panchito decidido.
Ambos comenzaron a buscar de nuevo, pero se dieron cuenta de que ahora, pese a la adversidad, se lo estaban pasando bien. El juego dejó de ser solo una competencia, y se convirtió en una verdadera aventura entre amigos. Al final, cuando estaban a punto de rendirse, Panchito encontró un mapa antiguo desgastado en el suelo.
"¡Mirá, Jusepe! ¡Este mapa nos llevará a la gran sorpresa del juego!", exclamó emocionado.
"¡Vamos!", gritó Jusepe, lleno de esperanza.
Siguiendo el mapa, se enfrentaron a desafíos divertidos y el tiempo pasó volando. Aprendieron a apoyarse el uno al otro, y lo que importaba no era ganar, sino disfrutar el proceso. Finalmente llegaron al lugar marcado y, descubrir con alegría que habían ganado el carrito de golosinas.
"¡Lo logramos!", celebró Panchito.
"¡Sí! Y lo mejor fue que estuve a tu lado todo el tiempo", sonrió Jusepe.
Cuando salieron del mall, reflejaron sobre su día.
"Tal vez el mall era grandioso y lleno de cosas", dijo Panchito, “pero lo que realmente cuenta es que tú y yo tenemos una amistad auténtica, eso nunca se podrá encontrar en ningún lugar físico. "
- “Exactamente, Panchito. La amistad siempre triunfará ante todo lo malo” agregó Jusepe, feliz.
Y así, los dos amigos volvieron a casa, compartiendo risas y dulces golosinas en el camino, recordando que lo importante en la vida no son los tesoros materiales, sino el cariño y la lealtad que se tienen unos a otros. Y así, la amistad de Panchito y Jusepe brilló aún más.
Fin.
FIN.