La Amistad en el Bosque
Era un día soleado cuando Sofía, una niña morena clara de cabello negro semi largo, decidió aventurarse en el bosque cercano a su casa. Llevaba puesto su suéter negro de Reebok y, a pesar del calor, había tomado dos chaquetas de su armario por si acaso. Sofía siempre estaba lista para ayudar a quien lo necesitara.
Mientras caminaba, escuchó un extraño sonido entre los árboles. Curiosa, se acercó al ruido y, para su asombro, se encontró frente a un dragón. Era un dragón enorme, con orejas grandes y una boca amplia que a primera vista podía parecer aterradora. Sin embargo, los ojos del dragón eran tiernos y, para su sorpresa, estaba temblando de frío.
"Hola, dragón. ¿Por qué temblás tanto?" - preguntó Sofía.
"Tengo frío, no sé por qué. Nunca había sentido esto antes pero, desde que llegué a este bosque, me dio un escalofrío muy extraño" - respondió el dragón, moviendo su cola nerviosamente.
Sofía miró hacia su bolsa y vio las dos chaquetas. Sin pensarlo dos veces, decidió dar una al dragón.
"Aquí, ponete esta chaqueta. Te ayudará a abrigarte" - le dijo con una sonrisa. El dragón miró la chaqueta, la olfateó con curiosidad y, después de unos momentos de duda, se la puso.
"¡Oh, gracias! Me siento mucho mejor ahora. Tu chaqueta es muy cómoda" - dijo el dragón, mostrando una gran sonrisa. Sofía se sintió feliz al ver al dragón tan contento.
"Soy Sofía, ¿y vos?" - preguntó, extendiendo su mano hacia él.
"Soy Drago, el dragón del bosque. Encantado de conocerte, Sofía" - respondió el dragón, haciendo un ligero gesto con su cabeza.
Sofía y Drago comenzaron a charlar. La niña le contó sobre su vida, la escuela, sus amigos y cómo le encanta ayudar a los demás. Drago, a su vez, le habló de su hogar en las montañas, dónde volaba alto en el cielo y cómo a veces se sentía solo, porque los demás animales del bosque lo temían.
"No entiendo por qué te temen, Drago. Sos tan simpático y gentil" - comentó Sofía.
"Tal vez es porque soy un dragón, y los dragones son criaturas mágicas y un poco diferentes. La gente suele tener miedo de lo que no conocen" - respondió él, un poco triste.
Sofía lo miró con empatía.
"Bueno, yo creo que deberías mostrarles a los demás que sos un dragón bueno y amigable. Podrías hacer cosas extraordinarias, como volar con ellos o ayudarlos en sus problemas" - sugirió Sofía.
Drago pensó en eso, y su rostro se iluminó.
"¡Esa es una gran idea! Pero, ¿cómo lo haría?" - preguntó con curiosidad.
"Podríamos hacer una fiesta en el claro del bosque. Invitemos a todos los animales. Así podrán conocerte mejor" - propuso Sofía con entusiasmo.
Drago asintió emocionado. Juntos comenzaron a preparar todo: recolectaron frutas, adornaron el lugar con flores, y se aseguraron de que todo estuviera perfecto. La noticia de la fiesta se esparció rápidamente por todo el bosque.
El día de la fiesta, muchos animales llegaron, curiosos y un poco asustados. Sofía tomó la iniciativa y presentó a Drago.
"¡Hola a todos! Les presento a mi amigo Drago. Es un dragón especial que quiere ser su amigo también" - dijo con entusiasmo.
Al principio, los animales dudaban, pero Sofía, mostrando confianza, invitó a Drago a demostrar sus destrezas. Con un gran salto, Drago alzó el vuelo y hizo piruetas en el aire, volando debajo de los árboles y sobre el claro. Todos los animales que antes tenían miedo ahora miraban con asombro y admiración.
"¡Guau! ¡Es increíble!" - exclamó un ciervo, aplaudiendo con sus patas.
Después de un rato, todos comenzaron a reírse y a disfrutar de la comida. El ambiente se llenó de risas y juegos. Sofía y Drago se sintieron felices al ver que habían logrado unir a todos.
Al final del día, mientras el sol se ponía y el cielo se llenaba de colores mágicos, Drago se acercó a Sofía.
"Gracias, Sofía. Nunca pensé que podría tener amigos en el bosque" - dijo con una gran sonrisa.
"Y yo nunca pensé que podría conocer a un dragón tan bueno. Siempre estaré a tu lado, Drago" - le respondió ella, sintiendo que había hecho un verdadero amigo.
Desde aquel día, Drago ya no se sentía solo. Con la ayuda de Sofía, había encontrado su lugar en el bosque, y ambos disfrutaron de aventuras juntos, apoyándose mutuamente en lo que necesitaban. Y así, la amistad entre una niña y un dragón se convirtió en el cuento más bello del bosque, donde la bondad y la aceptación siempre triunfan.
FIN.