La amistad en el bosque


Había una vez, en un hermoso jardín rodeado de colinas verdes y árboles frondosos, una rosa llamada Rosalinda. Era la rosa más bonita y delicada del jardín, con sus pétalos de color rojo intenso y su aroma embriagador.

Un día soleado, mientras Rosalinda disfrutaba del calor del sol acariciando sus pétalos, vio volar alegremente a una mariposa multicolor llamada Maribel. Maribel era tan hermosa como las flores que visitaba con su vuelo elegante y grácil.

Al acercarse a Rosalinda, Maribel saludó amigablemente: "-¡Hola! ¿Eres la famosa Rosa Roja del jardín?". Rosalinda sonrió tímidamente: "-Sí, soy yo. ¿Y tú quién eres?". "-Soy Maribel, la mariposa viajera", respondió orgullosa.

"-Me encanta explorar el mundo y conocer nuevas flores". A partir de ese encuentro casual, Rosalinda y Maribel se hicieron inseparables amigas. Pasaban horas conversando sobre sus sueños e ilusiones mientras disfrutaban de los rayos del sol o se refugiaban bajo la sombra de los árboles.

Un día nublado, cuando el cielo amenazaba con llorar lágrimas de agua sobre el jardín, algo inesperado ocurrió. Un fuerte viento sopló violentamente llevándose consigo a Rosalinda hacia lo desconocido.

Maribel quedó desconsolada al ver cómo su amiga era arrastrada por el viento. Sin pensarlo dos veces, decidió volar tras ella para rescatarla. "-¡Espera Rosalinda! ¡No te vayas!", gritaba Maribel mientras se esforzaba por alcanzar a su amiga.

El viento llevó a Rosalinda cada vez más lejos, hasta llegar a un oscuro bosque lleno de peligros y sombras. La rosa se sentía asustada y sola en ese lugar desconocido. Pero entonces, una luz brillante apareció entre los árboles.

Era Maribel, quien había seguido el rastro de Rosalinda con valentía y determinación. "-¡Maribel! ¡Me encontraste!", exclamó emocionada la rosa al ver a su amiga. Juntas buscaron la manera de regresar al jardín, pero estaban atrapadas en aquel bosque misterioso.

Fue entonces cuando Maribel tuvo una idea brillante: "-Rosalinda, ¿recuerdas cómo nos ayudábamos mutuamente en el jardín? Tú me dabas refugio entre tus pétalos y yo te llevaba el polen para que crecieras fuerte y hermosa". Rosalinda sonrió entendiendo lo que su amiga quería decir.

Juntas colaboraron como nunca antes lo habían hecho. Maribel guiaba a Rosalinda hacia la salida del bosque mientras esta última protegía a su amiga del frío con sus pétalos abiertos.

Después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, finalmente lograron salir del oscuro bosque y regresar al cálido jardín donde las flores las recibieron con alegría.

A partir de ese día, Rosalinda y Maribel se convirtieron en un ejemplo de amistad para todas las flores y mariposas del jardín. Aprendieron que la verdadera amistad es estar allí en los momentos difíciles, ayudándose mutuamente a superar cualquier obstáculo. Y así, Rosalinda y Maribel vivieron felices el resto de sus días, compartiendo risas, aventuras y muchos sueños por cumplir.

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