La amistad en el bosque mágico



Había una vez, en un lejano reino encantado, un bosque mágico donde vivían el hada Luz, el dragón Fuego y el duende Travesuras.

En ese bosque se encontraba un majestuoso castillo custodiado por el temible dragón Fuego, quien protegía una gran cantidad de oro. Un día, la valiente princesa guerrera Valentina decidió adentrarse en el bosque en busca de aventuras. Al llegar al castillo, se encontró cara a cara con Fuego y sin dudarlo desenfundó su espada.

- ¡Dragón feroz! ¡Prepárate para enfrentarte a mí! - exclamó Valentina con determinación. Fuego miró a la princesa y sonrió burlonamente. - Pequeña humana, no sabes contra quién te enfrentas.

Seré tu peor pesadilla - respondió con voz grave y amenazadora. Valentina atacó con todas sus fuerzas, pero Fuego era demasiado poderoso. El fuego que expulsaba de su boca era tan intenso que hacía retroceder a la princesa una y otra vez.

Justo cuando parecía que todo estaba perdido para Valentina, apareció Travesuras saltando entre los árboles del bosque. El duende había sido testigo del enfrentamiento y decidió ayudar a su amiga.

- ¡Alto ahí, dragón malvado! No permitiré que lastimes a mi amiga - gritó Travesuras mientras lanzaba rayos luminosos desde su varita mágica hacia Fuego. El dragón quedó momentáneamente cegado por las luces brillantes y Valentina aprovechó la oportunidad para atacar con más fuerza.

Juntos, el duende y la princesa lograron debilitar al dragón hasta que finalmente cayó derrotado. - ¡Lo hemos logrado! - exclamaron Valentina y Travesuras al unísono. Pero su alegría se vio interrumpida cuando vieron el tesoro del dragón: montones de oro brillante.

La codicia comenzó a apoderarse de ellos y olvidaron por un momento su amistad y los valores que siempre habían defendido. - Este oro podría ser nuestro, ¿por qué no tomarlo? - sugirió Travesuras tentado por las riquezas.

Valentina dudaba, sabía que tomar algo que no le pertenecía no estaba bien, pero también sentía la atracción del brillo del oro. Sin embargo, en ese instante apareció Luz, el hada del bosque, quien había presenciado todo lo ocurrido.

- Queridos amigos, recuerden siempre que la verdadera riqueza está en nuestros corazones y en nuestras acciones nobles. El oro puede seducirnos momentáneamente, pero nos alejará de lo realmente importante: la amistad sincera y ayudar a los demás - les recordó Luz con voz dulce pero firme.

Valentina y Travesuras se miraron mutuamente avergonzados por haberse dejado llevar por su ambición. Decidieron entonces devolver el oro al castillo del dragón Fuego como muestra de arrepentimiento por sus malas decisiones.

Desde aquel día, Valentina aprendió a valorar aún más a sus amigos y a luchar siempre por lo justo. Travesuras entendió que la amistad y la lealtad eran mucho más valiosas que cualquier tesoro.

Y el dragón Fuego, agradecido por su cambio de actitud, decidió proteger el bosque y a sus habitantes en lugar de resguardar el oro. Así, juntos formaron un equipo inseparable, ayudando a los necesitados y defendiendo la justicia en todo momento.

El bosque mágico se convirtió en un lugar próspero y pacífico gracias a la amistad entre el hada, el dragón y el duende. Y colorín colorado, esta historia de amistad verdadera ha terminado.

FIN.

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